1. Mr. Mystery


    Fecha: 29/10/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... y una música muy suave, lo que hacía el escenario perfecto para un encuentro sexual. Mr. Mystery me recibió con un abrazo muy apretado mientras me susurró al oído: ¡Putiiitooo!
    
    Luego sirvió dos whiskies y me ofreció uno sin preguntarme y mientras chocó levemente su vaso con el mío, dijo: brindo por esta noche de lujuria y pasión.
    
    Yo me sonrojé pero sonreí y bebí un traguito de mi whisky. El me miraba sin decir nada con sus ojos negros que me hipnotizaban, me ponían algo nervioso pero a su vez hacían nacer dentro de mí un fuego intenso que me impulsaba a desnudarme pero no me lo permitió.
    
    Seguimos bebiendo y mirándonos, hablando escasamente. De vez en cuando me acariciaba las mejillas o giraba su grueso índice por alguno de mis pezones que se endurecieron con sólo la proximidad de su mano.
    
    Admiro tu belleza inocente, me dijo, serías perfecto para compartirte una noche con amigos. Pero soy demasiado egoísta para eso, quiero pervertirte yo solo y me besó apasionadamente apretándome contra su cuerpo. Yo sólo podía gemir de excitación. Entonces comenzó a desnudarme lentamente, besando y lamiendo mi cuerpo tembloroso. Por momentos me adoraba, por momentos me insultaba... todo en el mismo tono.
    
    Una vez que quedé desnudo jugó largamente con mi cuerpo acariciándome, besándome, lamiéndome, mordiéndome... Me asustaba y me calmaba.
    
    Me obligó a arrodillarme y recién ahí me dejó probar su verga. Enorme verga, más oscura que el resto de su piel, con muchas venas ...
    ... surcándola y un gusto salado que me enloqueció. La besé y la lamí. Abrí mi boca para recibirla jugando con mi lengua sobre ella. Fue creciendo dentro hasta llegar a un tamaño que me ahogaba. Eso lo excitaba.
    
    Me dejaba sin aire unos segundos y me la sacaba. Y sin dejar pasar mucho tiempo, me la volvía a meter hasta ahogarme.
    
    Yo igual lo miraba fijamente con los ojos llorosos y mi cara enrojecida. Él me tomaba muy fuerte del pelo mientras entraba y salía de mi boca durante un buen tiempo. Luego me tiró en la cama y sentí todo el peso de su cuerpo sobre mi, sus manos de fuego recorriendo el mío. Volvía a morder mis pezones y yo gritaba de dolor y luego los lamía para aliviarme. Repitió algunas veces ese juego sádico hasta que de pronto sentí un gran dolor que me dejó sin aire y por unos segundos creo que perdí la consciencia.
    
    Cuando me recuperé comprendí que me había ensartado de un sólo golpe, toda su enorme verga en mi culo que palpitaba agitadamente al ritmo de mi respiración. Yo seguía mirándolo fijamente a los ojos, reprochándole con mi mirada mientras él sonreía maliciosamente con sus ojos brillantes, afiebrados, casi malignos a la vez que susurraba: ¡qué angelito más lindo e inocente y qué perra más puta que sos!
    
    Yo lo detestaba y lo deseaba. Me hacía gozar y me sometía... me hacía desear que no saliera nunca más de mi interior.
    
    Él me cogía a buen ritmo, ni lento ni rápido, pero constante. Yo jadeaba, gritaba, le pedía más y más, le arañaba la espalda. De pronto ...