Inesperado placer
Fecha: 13/03/2021,
Categorías:
Confesiones
Autor: hotmind, Fuente: CuentoRelatos
Hola mi nombre es Andrea, esto paso a mis 22 años y siempre que recuerdo hay en mi emociones encontradas...
Era principios de primavera, yo tenía un novio con el que tuve mi primera vez y lo pasaba bien, estudiaba en la capital y los fines de semana viajaba a mi hogar, una parcela ubicada a unos kilómetros de la ciudad.
En esos días recuerdo que andaba muy caliente, tenía que viajar casi obligada todos los fines de semana ya que soy hija única y de una familia conservadora de buen nivel económico, por lo que mis padres me protegían mucho.
No podía estar tranquila, tenía ganas de estar con mi novio y hacerlo todo el día, pero no, estaba atorada en casa.
Para distraerme decidí ir donde mi abuela en la ciudad.
- mamá, quiero ir donde la abu.
- ya pues, yo le digo a su papá que la lleve.
- no, quiero ir sola ya se tomar el bus y llegar.
- pero hija, mejor llamo a que la vengan a buscar. Ya?
- no mamá, está bien. Quiero ir por las mías.
- mmm, bueno, pero me llamas cuando llegue.
- si má.
Partí a mi habitación y me vestí. Yo tengo un cuerpo normal, flaca, blanquita, nada voluptuoso, pelo negro cola de caballo, y mis gruesos labios.
Además vestí normal, un jean Calipso, un sweater de hilo y un abrigo, tome un montón de dinero y estaba lista.
Salí y tome el bus. En el trayecto me sentía muy bien, mi calentura la había olvidado y el día soleado de primavera me daba tranquilidad.
Al bajar debía caminar unas cuadras, era un sector ...
... acomodado de la ciudad, con poca gente en las calles y muy tranquilo.
Estaba por llegar cuando escuché:
- jovencita me puede ayudar?
Miro hacia un lado y era un viejo algo vagabundo con un carro. Al parecer quería llevar su carro hacia el fondo de un terreno abandonado.
- bueno
- venga, ayúdeme con el carrito por favor.
No modulada bien sus palabras y olía a mugriento.
Me puse a su costado y entre los dos llevábamos el carrito hasta una especie de refugio que tenía.
- gracias jovencita por ayudar a un desamparado como yo.
- no se preocupe, ayudar es bueno.
En eso siento que la persona se saborea y traga saliva. Lo miro y tiene su mirada fija en mi, veo sus ojos y denotan desesperación y angustia.
Me asusté un poco no pasó por la mente que podía pasar algo malo, ya casi llegábamos y continuaba agradeciéndome.
- gracias jovencita usted es muy linda.
- está bien, caballero.
- me gustaría agradecerle, persona con quién hablo me ignora. Pero usted ni lo dudó.
Parecía que el viejo tenía algún problema, mental o social. No paraba de agradecer y modulada como si tuviera la boca con comida.
Llegando a su refugio veo que tiene un colchón, una pequeña fogata y un tarro con agua, además de muchos cartones y latas.
- ya caballero, llegamos.
- si jovencita, muchas gracias.
- de nada, hay que ayudar a...
Mientras hablaba el viejo toma mi mano y empieza a besarla y sobarse con ella su mejilla.
- no es necesario, caballero.
- no ...