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El book de fotos
Fecha: 15/03/2021, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Llevo varios años empeñada en ser modelo. Tengo mi book de fotos en un álbum que guardo con cariño y las amplío frecuentemente. Las fotografías me las hace un fotógrafo que conozco desde hace tiempo. Asistí a una entrevista en la que solicitaban modelos. En la sala de espera conocí a María, de mi misma edad, que también asistía al casting. A pesar de ser competidoras, congeniamos enseguida. Quedamos en ir a comer juntas después de la entrevista. A ambas nos rechazaron por ser demasiado jóvenes. Buscaban a chicas mayores. Comimos en un restaurante cercano y allí nos intercambiamos los book. El suyo era precioso. Las fotos realzaban su cuerpo y se respiraba un aire de erotismo que mis fotos no tenían. María me comentó que al mío le faltaba algo. Me argumentó la importancia de que las fotos fueran buenas y la necesidad de estar publicadas en internet. Sus argumentos me convencieron. Me dijo quién le hacía las fotos. Era un joven fotógrafo de renombre. Le expliqué que mi economía no me permitía pagar a un profesional de tanto nivel. Entonces me contó su secreto. Ella tampoco andaba sobrada de dinero pero había hecho un trato. A cambio de las fotos del book, se dejaba hacer fotos un poco más subidas de tono. El fotógrafo modificaba su cara con el Photoshop y así no se la reconocía. Mi cabeza empezó a darle vueltas al asunto. Le pregunté a María si creía que yo podía hacer lo mismo. María no me contestó. En su lugar, sacó el teléfono de su bolso y ...
... marcó un número. - Hola Juan, soy María. Estoy con una amiga muy guapa que le gustaría hacerse unas fotos para su book. Económicamente está como yo. ¿Podrías darle el mismo trato que a mí? Tras unos instantes y sin colgar el teléfono, María me pregunto: - ¿Tienes tiempo ahora? – ¡Me dice que vayamos ya! - ¡Si, si! – respondí apresurada, como temiendo que se arrepintiera. Cogimos un autobús que nos llevaba cerca de su estudio. En menos de 20 minutos nos presentamos allí. Durante el viaje me estuve preguntando si hacía lo correcto. No tenía muy claro en qué consistían las “fotos subidas de tono”. El estudio estaba en la primera planta de un edificio de oficinas. Subimos en el ascensor y al llamar nos abrió una guapa chica que nos saludó muy amablemente. Conocía a María y nos dejó pasar. El estudio era grande y despejado. Muy luminoso. Una serie de biombos que no llegaban al techo separaban los ambientes. A la entrada había unos sofás que servían como sala de espera. Todo muy moderno. Alguna mano con mucho gusto, había hecho un buen trabajo. Era evidente que le concedían mucha importancia a la imagen. Eso es lo que yo necesitaba. No tardó en salir el fotógrafo, Juan. Era joven, guapo y con buena presencia. Saludó, le plantó dos besos a María y luego se acercó a mí – Hola soy Juan – y me soltó también dos besos. - ¡Seguirme! – dijo, dándose la vuelta y caminando hacia el interior. Llegamos a un espacio que parecía un despacho. Allí, sin preludio, me preguntó ...