1. Todo por mis braguitas


    Fecha: 18/03/2021, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Era incapaz de colgarle.
    
    - Pero, ¿Donde estabas tú?
    
    - Iba en el autobús...
    
    - ¡Joder, tía, qué fuerte!
    
    - Y el otro me repetía una y otra vez: "Debes tener un coño apetitoso, muy jugosito, ahora estará mojado. Imagina como le estoy dando unas cuantas chupadas con mi lengua caliente, mmmm... debe estar delicioso ese chochito, ¿A que sí golfilla? dime ¿lo tienes mojado ahora?"
    
    - Entonces fue cuando le mandaste directamente a la mierda... ¿No?
    
    - No Marta, le dije con voz baja: "Sí, estoy muy mojada"
    
    - ¡Dios, qué pasada!
    
    - Y él me repetía "Guauuuu, zorrita, que voz de puta que tienes, me encanta oírte, me la estás poniendo durísima a más no poder. Estoy viendo esa boquita de puta comiéndome la polla hasta los huevos, cómo se te cuela hasta la garganta y se te caen las lágrimas, tomas aire y te la vuelves a tragar, como una buena golfa que eres."
    
    - Me estás vacilando, tía. No puede ser. No comprendo como no le colgaste. ¡Que bestia de tío!
    
    - Te lo juro Marta, por más que lo intentaba, no podía. Sé que es una locura, pero el caso es que cuanto más fuertes eran sus palabras, más me gustaba y más me excitaba. ¿Te lo puedes creer?
    
    - Si me pinchas, no sangro, Lydia.
    
    - Luego me repetía "Te voy a taladrar ese chocho jugoso, verás como mi polla te abarca entera y te follo hasta ponerte los ojos en blanco, ¿No te gustaría eso, guarrilla mía?"
    
    - Y ¿tú? ¿qué decías?
    
    - Contestaba: "Si...me encantaría".
    
    - Pero ¿Te estás oyendo? ¡Estás loca!, ¿La ...
    ... gente a tu alrededor qué hacía?
    
    - No parecían darse cuenta de nada. Yo hablaba bajito, pero es que además eso me excitaba más, no sé, su voz, esas salvajadas, el verme rodeada de gente en el autobús, el morbo de ser descubierta... Dios, Marta... era tremendo... algo alucinante pero que me ponía cada vez más cachonda.
    
    - Pero ¿Cómo eras capaz de seguírle el juego de esa manera a semejante cerdo?
    
    - No sé, me sentía muy excitada... era todo demasiado para mi, no sé, aquel desconocido diciéndome aquellas cosas, todo me tenía hipnotizada...
    
    - Pero ¿Así de repente, consiguió excitarte?
    
    - Pues sí, de una manera facilísima... sus palabras dichas al otro lado del teléfono eran fuego... una voz que era un susurro con palabras que eran cada vez más fuertes y cuanto más guarras eran, más cachonda me ponía yo. Era algo inaudito. Él insistía: "Cuando ponga este rabo gigante a la entrada de esa rajita que tienes tan apretada, ¿Qué me vas a rogar, zorra? ¿Qué me vas a suplicar?, ¡vamos, dime puta...!"
    
    - ¿Le contestabas, Lydia? ¿En serio? No, ¿verdad? Dime que no...
    
    - Sí... pegaba los labios al teléfono y le decía casi susurrando: "Quiero que me folles, por favor"
    
    - Estoy alucinando, tía. Me estás tomando el pelo a base de bien. ¿Como eras capaz de seguirle el juego de esa manera a semejante cabrón?
    
    - Te lo juro, Marta. Es como te lo cuento, Pero si es que ni yo misma me lo acabo de creer. Me dejó al borde del orgasmo, estuve todo el día calentísima.
    
    - Pero al final, ...