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Perdí el trabajo por perverso
Fecha: 19/03/2021, Categorías: Confesiones Autor: Dreyfus, Fuente: CuentoRelatos
Las mujeres llevaban vestidos casi transparentes, cortos y bien entallados. Yo me la pasaba mirando aquellas nalgas entangadas menearse. A veces hacían algún paso hasta el piso y podía verles el bollo peludo. Eso me calentaba. Ver sus tangas a través de esos vestidos finos. Yo era ayudante de bartender en una colonia pituca de mi ciudad. Mi trabajo consistía en tener los hielos listos y la barra limpia. Un trabajo sencillo. Cada que se descuidaba el bartender o el gerente del lugar me empinaba un trago de lo que fuera: ron, whisky, tequila, pisco, mezcal, vodka. Y miraba, siempre seguía mirando a todas esas mujeres pitucas culonas. Había una que nunca fallaba. Era morena y tenía los ojos claros. Amaba bailar y pasear sus caderas por todo el lugar. De vez en cuando me sonreía y a mí se ponía tiesa. Su bebida favorita el ron con agua mineral y un poquito de cola. Iba a la barra y recargaba sus tetas sobre la barra. Sonriente. Parando el culo hasta lo más alto. Y yo con la tranca tiesa. Lista para el combate. Un día la morena estaba triste. Llevaba un vestido naranja que le sacaba las tetas y le resaltaba las nalgas. Siempre en tanga. Ese día se sentó en la barra y se puso a platicar conmigo. Yo limpiaba la barra. Había estado tomando vodka seven. –¿Y tú tienes novia o algo? –No, no tengo. –Deberías de buscarte una y salir a bailar o a un parque. Es tan bonito compartir. –No tengo tiempo. Trabajo todos los días de 12 pm, hasta que se va el último ...
... cliente. –Entonces te la jalas todo el tiempo. Jajajaja –Mmmm, bueno sí. –Y con esas manos tan largas que tienes podrías hacer maravillas. Qué desperdicio. –Y tú porque no has bailado con nadie hoy. –Terminé con mi novio. No le gustaba bailar, pero que bueno era para la cogedera. –Uhmm Me preguntó a qué hora salía y si tenía planes. Yo no podía dejar de verle las tetas. Me contó que le gustaba follar en los baños. Y qué siempre había querido follar en el baño del bar. Pero que a su ex novio no le gustaba bailar y nunca iba al bar con ella. Seguí tomando vodka y limpiando la barra. Me la quería follar. Su plática me había calentado. Ella sabía a lo que iba. Le gustaba follar. Ella jugaba a empujar con sus dedos un hielo sobre la barra. Las parejas sobre la pista no paraban de bailar y de cachondear con el baile. En segundos desapareció. No estaba por ninguna parte. La encontré para en la entrada del baño. Me vio y se mordió el labio. Con su dedo índice me hizo una seña de que me acercara a ella. Yo no me la creía. Tal vez estaba confundida. O le hablaba alguien que estuviera detrás de mí. Volteé. No había nadie. Era a mí. Tenía miedo. Nunca había follado en un baño, menos en el baño de mi trabajo. El gerente se pasea y yo con la pinga tiesa del miedo. Le dije al bartender que iría al baño. Ella seguía ahí esperándome, con sus piernas morenas y potentes y sus nalgas paradas. Quería arrancarle la tanga y olerle el bollo. Me hizo una seña de que esperara. ...