1. Mi sobrinita


    Fecha: 22/03/2021, Categorías: Primera Vez Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    Habíamos llegado de la fiesta de graduación de mi hijo Fabio, que ya era el médico de la familia con esperanzadores 25 años, y como no vive conmigo desde que eligió alquilar un chalet con su novia en la costa, mi sobrina ocupa su lugar en la casa casi todos los fines de semana. La fiesta fue emotiva, sobria y llena de detalles de buen gusto, con música encantadora, un menú vasado en comidas exóticas y muy saludables, vestuarios armoniosos y muchas distinciones universitarias. Pero esa noche las dos bebimos tanto vino y licores que, en el taxi rumbo a casa una erótica sensación nos invadió por completo. Creo que desde que hablamos del bulto del doctorcito que la sacó a bailar durante el postre, a pesar de su poca voluntad. El taxista mironeaba cómo yo le acariciaba los muslos por entre su pollerita de jean, y me iluminaba aún con su sonrisa prendida de mi escote, pues, siempre juró que admira mis tetas, mientras reíamos de cualquier bobada. Casi me muero cuando me relató:
    
    ¡no sabés tía, el pibe no sólo tenía la pija durísima, también tenía el slip mojado, porque le metí la manito; estaba muy calentito ese bombonazo!
    
    Ciertamente no sé cómo fue que, acto seguido nos besamos. Ni siquiera si ella se percató pero, aunque duró segundos, yo sentí su lengua, su aliento juvenil, sus labios como verano radiante en la playa y sus ganas de coger junto a las mías, mientras mi entrepierna cosechaba ensueños, ratones y cada vez más jugos por esa mocosita. Pensé que al entrar al ...
    ... dormitorio, medio bamboleando, como si hubiese un viento feroz, nos saludaríamos y ella iría al antiguo cuarto de mi hijo a descansar. Pero optó por dormir conmigo, aprovechando lo amplío y confortable de mi somier. Creí que se apiadaba de mi estado cuando me quitó las sandalias, la musculosa gris y el pantalón negro para recostarme con ternura. Me tapó apenas con la sábana hasta las rodillas por el calor implacable, me desató el pelo y me besó en la frente diciendo que volvía pronto, que solo iba al baño. Cuando regresó me desveló, ya que en su afán por no generar ruidos hizo caer unas monedas y un pequeño florero de la cómoda. No sé qué buscaba pero no era importante. Entonces la vi descalza, con los pechos desnudos, pues, se le había volcado vino en el straple, y sin su pollerita atrevida, por lo que mis ansias me hacían deseo lo poco de lucidez que había en mi cabeza.
    
    Ni bien se acostó a mi izquierda sin taparse susurró: ¡estás muy borracha tía, pero no te preocupes, que acá estoy para cuidarte y hacerte mimitos, y pedime lo que necesites!
    
    Paula ahora jadeaba suavemente bordeando mi cintura solo con las yemas de sus dedos y canturreaba como una avecita de concierto. Yo temblaba, soñaba y me dejaba poseer. Después agregó: ¿te acordás cuando decías que yo era tu nena de chocolate, o tu chiquita revoltosa?, ¡me calentaba mucho cuando lo hacías, tanto como tus lolas preciosas!
    
    Me quitó el corpiño y me abrazó posando sus labios carnosos en los míos, y enloquecida por el roce ...
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