1. La historia de Claudia (10)


    Fecha: 30/03/2021, Categorías: No Consentido Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... cambiando del dolor al goce y éste se acentuó cuando la señora se puso a estimularle el clítoris, primero trazando círculos cada vez más estrechos alrededor con uno de sus dedos y después frotándolo cuando el pequeño órgano emergió eréctil. Claudia jadeaba en el paroxismo del placer. Entonces la señora le sacó el dildo de la concha, le levantó las nalgas sosteniéndolas por debajo con ambas manos y la penetró por el culo hasta el fondo, sin miramientos, renovando los embates de sus caderas hasta que la joven, así empalada y con el clítoris otra vez estimulado tuvo un largo orgasmo entre gritos y convulsiones.
    
    Más tarde la señora manguereó a las dos sumisas en la bañera, las hizo vestir y al despedirlas le preguntó a Laura:
    
    Mañana vos tenés facultad ¿cierto?
    
    -Sí, señora.
    
    Entonces le indicó a Claudia que la fuera a buscar y se la llevara a la casa para pasar la noche con ella:
    
    -Es el premio que te doy por haberla cazado para mí. -le dijo, y Claudia agradeció relamiéndose al imaginar todo el placer que la esperaba con la linda rubiecita.
    
    Al día siguiente, en la veterinaria, las horas transcurrieron con lentitud exasperante para Laura y más tarde, ya en la facultad, le fue imposible concentrarse en la clase. En su mente sólo había lugar para Claudia y la noche que pasaría con ella.
    
    Eran las 22,30 cuando Claudia llegó a la facultad vestida como le había ordenado la señora: minifalda marrón y blusa color patito de mangas largas. Su ansiedad la había llevado a ...
    ... presentarse media hora antes de la salida de Laura. Ocupó una mesa en el buffet, pidió un café y se dispuso a esperar a la rubiecita, con quien previamente había convenido encontrarse allí.
    
    El corazón le dio un vuelco cuando la vio aparecer. Pagó la consumición y se adelantó a su encuentro, la besó en la comisura de los labios y tomándola de un brazo la llevó hacia la salida. Una vez en el taxi comenzaron a prodigarse apasionados besos y caricias sin importarles el conductor, que a través del espejo las miraba con ojos desorbitados.
    
    Laura vestía pollera y Claudia metió una mano por debajo de la tela y comenzó a deslizarla por los muslos hasta llegar a destino. Sus dedos encontraron humedad y entonces apartó su boca de los labios de la rubiecita y le dijo al oído:
    
    -Sacate la bombacha y guardala en la cartera.
    
    Laura vaciló, pero luego terminó haciéndolo y no pudo contener un gemido cuando sintió que dos dedos de Claudia se introducían en su concha.
    
    A esa altura el conductor del taxi tenía una fuerte erección y luchaba por no perderse detalle del espectáculo que esas dos pasajeras le ofrecían y, a la vez, mantener el automóvil en línea recta y no estrellarse contra algún otro vehículo o un árbol.
    
    Cuando llegaron a la casa, Claudia tomó la iniciativa. Esa rubiecita la tenía tan caliente que no quiso perder tiempo. Se la llevó al dormitorio y empezó a desnudarla cubriendo de besos afiebrados cada parte del cuerpo que iba quedando al descubierto. La echó en la cama, ...
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