1. Par de amapolas


    Fecha: 15/04/2021, Categorías: Sexo en Grupo Autor: danitzcastro99, Fuente: SexoSinTabues

    Por razones de trabajo tuve que viajar a la capital para un Seminario y me alojé en una residencial cercana al terminal de buses. Al llegar a la puerta de la residencial, me topé con dos niñas muy bonitas y vestidas con ropas coloridas y ceñidas, las cuales me miraron atentamente, esbozándome una coqueta sonrisa, la cual yo devolví por cortesía. En la residencial, me atendió una señora como de 65 años. Era amable y de trato directo, verificó la reservación me entregó las llaves y me fue a dejar a mi cuarto, deseándome buen dormir. Me instalé, ordené mi mochila, me dí una buena ducha y, cuando disponía a dormirme, tocaron la puerta. Al abrir, ví a las niñas de la entrada, dándome esa sonrisa coqueta de hace media hora atrás, una de ellas portaba un enorme peluche tamaño natural y la otra llevaba en el cuello un crucifijo de tamaño mediano, con un largo rosario de madera. Sin saludarme y riendo traviesamente, entraron a mi cuarto. Se presentaron como Inés y Paula, de 11 y 10 años, respectivamente. Inés debía medir como 1.48 cms, era trigueña, de piel blanca, ojos de color almendra, nariz fina y labios gruesos y sensuales. Vestía una polera rosada clara muy ajustada y con un profundo escote que dejaba ver, con generosidad, las carnes de sus pequeñas pero gordas tetitas y la forma de sus pezones erectos. Tenía una marcada cinturita, unas bellas piernas torneadas bajo una minifalda de mezclilla que permitía ver la punta de su calzoncito celeste. Paula, en tanto, debía medir ...
    ... 1.40m, de piel tostada, largo cabello crespo negro, ojos café claro, mirada sensual, labios gruesos y rostro bonito. Para sus 10 años, su cuerpo comenzaba a tener algo de curvas, vestía una lycra que destacaba la forma de su culo, grande para su cuerpo, con forma de corazón invertido, con nalgas gordas y redondas… pero… su lycra dejaba ver, nítidamente, las formas de su vaginita, sus labios gordos y la punta de su clítoris. Dijeron ser nietas de la dueña de la residencial y que estaban ahí para ofrecerme un “servicio especial”, el cual costaba XX dólares por cada niña. Les dije que lo agradecía pero no tenía mas dinero para gastar. Por toda respuesta, Inés se levantó la mini y se bajó los calzoncitos, mientras Paula se bajó la lycra, quedando totalmente desnuda. Aturdido, empecé a balbucear incoherencias y ellas dieron por asumido que acepté el servicio. Inés tomó la cara del peluche con ambas manitos, se le acercó y le lamió lentamente la nariz, para después darme una mirada pícara que casi me derritió allí mismo. Abrazó el peluche y, dando saltitos, se lo llevó hasta la cama, tendiéndolo sobre la cobija. Miró a Paula quien, en silencio, tomó su celular, buscó una canción lenta y sensual de Rihanna y la colocó en el altavoz. Acto seguido, avanzó hasta Inés, le dió un besito en la boca, lamiéndole los labios con la punta de su lengua, y ambas se montaron sobre el peluche, Inés sobre su cabeza y Paula, en uno de los actos mas depravados que he visto, tomó su crucifijo y los colocó ...
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