1. El niño de la playa solitaria (segunda parte)


    Fecha: 28/04/2021, Categorías: Gays Autor: Pavic, Fuente: SexoSinTabues

    ... que si te le lanzas Pim no se negará- aseguró para mi asombro total. -¿Cómo dices?- pregunté -Cuando nuestros padres se juntan con algunos otros borrachos como ellos, Pim insiste en pasearse con esa tanga ridícula…ya he visto como se lo manosean cada vez que pasa y él nada, su tío ya nomás lo romperá si es que no se le adelanta otro. Ayer estuvo toda la noche sentado en sus piernas, y cuando estaban todos más que ebrios, éste lo manoseó hasta por debajo de la trusa, y si no se lo cogió fue porque don Frank lo tomó de un brazo y lo mandó a dormir. -¿Y don Frank vendría siendo…? - Su padre- dijo. - De pronto el que se lo quiere coger eres tú- le dije riendo. - Jajajajaja- río divertido- no, ya te lo dije, me gustan las chicas y lo de ayer fue sólo porque te aprovechaste de mi calentura, pero no volverá a pasar, hazte la idea. - Lástima Dyl, estoy seguro que te hubiese encantado, te lo habría hecho con la mayor delicadeza y cuidado…hubieses tocado el cielo sin saberlo- - Ya basta- dijo- a mí no me vas a coger nunca. - Pero si quieres te la puedo mamar- insistí. - Mmmmm mejor no…quiero que me gusten las chicas siempre y así va a ser- sentenció- Mira, allí viene Pim. Con su brillante cuerpo semidesnudo, Pim desfilaba en un carnavalesco trote con el agua hasta los tobillos. Sus cabellos brillaban con más fuerza mientras los acomodaba hacia atrás, la tanga se le había adherido aún más a sus caderas, y su sonrisa no demoró en exhibirse…sí, me lo quería coger, quería recorrerlo ...
    ... entero, solos él y yo, montarlo en el miembro viril hasta hacerle su sonrisa explotar, devorar sus orejas y sentir el aroma de sus dulces cabellos rubios mientras lo apretaba con fuerza. Dylan siempre tuvo razón: me lo quería coger. -Water is heerlijk- rió Pim (“el agua está deliciosa”) -Yo me voy al mar- dijo Dylan, tomando su tabla de surfear, corriendo hacia las olas y abordando el primer tumbo sin problemas. Pim se sentó a mi lado, dejándose tocar por los rayos del sol, con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados, exhibiendo su monumental belleza al punto de volverme loco de lujuria. Extrañamente y más allá de mi calentura, tenía miedo de tocarlo, parecía un ser prohibido al cual sólo se le podía admirar sin roce; Dyl por su parte, abordaba las olas con total pericia, vistiendo sólo su speedo verde y dando un espectáculo único de surf, acrobacias que tomaron por un momento mi total atención, hasta que un puñado de arena seca me tomó por sorpresa en la cara. -Pim, qué haces- reclamé enojado- ¿estás loco o qué? Al borde de la carcajada, me tiró dos o tres puñados más de arena, me cegó la vista por un buen instante mientras escuchaba sólo sus infantiles risas, seguía con su broma hasta que dentro de la poca visibilidad que me quedaba le tomé los brazos con fuerza para detenerlo y comenzó el forcejeo sin retorno – ¡basta, basta!- le imploraba, pero nada, el chico intentaba zafarse con su inagotable jolgorio. Sin encontrar otra forma de reducirlo, me eché encima de aquel extraño ...
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