1. El niño de la playa solitaria (segunda parte)


    Fecha: 28/04/2021, Categorías: Gays Autor: Pavic, Fuente: SexoSinTabues

    ... comenzaron su retráctil movimiento para recogerse y dejar al asomo uno de los botones anales más hermosos que haya podido visitar en mucho tiempo, su sed de libido no se hizo esperar y sus manos cogieron nuevamente mis cabellos con firmeza para iniciar el descenso hacia las concavidades de su culito, en una suave bajada pasando por su apretado escroto de lampiños sexos, y ante las fauces de tamaña exquisitez no hice sino más que regalarle la primera barrida con mi lengua en aquel anillo de rosa color. Tras las incesantes embestidas lubricantes, Pim inició su camino al orgasmo con gemidos cortos y delicados, frotando sus manos en mi pelo, y disfrutando del oral que devoraba cada centímetro de sus paredes anales, mientras como pude me desprendí de mis ajustados speedo para fundirnos en total desnudez. -“Ik ren, ik ren, ik ren”- suspiraba con desespero. (“Me corro, me corro”) A pesar de que me había surtido no sólo de gaseosas y comida, sino también deprofilácticos y lubricantes (siempre suponiendo que lo haría con Dylan), bien sabía que no habría tiempo de cortar la inspiración para correr por ellos a mi bolso, por lo que tras cada lamida, y penetrada de lengua en su culito, comencé a lubricar lo más que pude su dilatado interior escupiendo saliva de vez en cuando, y diseminando el abundante precum que brotaba de mi pene por todo el glande, y tras un fuerte grito del chico éste me tironeó mis mechas con brusquedad para obligarme a quedar sobre él, y ahora sí que sí, recibiendo ...
    ... mis besos con una impetuosidad pocas veces vivida en mis tiempos más apasionados, nuestras lenguas se recorrían entre sí con desbocada locura, sus labios eran exquisitos, “¡cómo me encantaban los chicos rubios”! pensé, y sin previo aviso, Pim elevó sus piernas de niña sobre mis hombros para atraerme aún más como un imán de fuerte magnetismo, y mientras me acercaba a él, alcancé para dejar caer sobre mi mano una cuantiosa cantidad de saliva para refregarla en mi ya lubricado cipote palpitante. Sin siquiera estimular una dilatación con mis dedos, encajé mi bálano precuminoso en aquel botón cuya temperatura era tan alta que parecía quemarme, para comenzar mi lenta penetración. Cuando iba a medio recorrido y me disponía a disfrutar de la suavidad de aquellas lubricadas paredes que succionaban con avidez el cuerpo de mi miembro, Pim alzó su cuerpo con un repentino movimiento para hacerme alcanzar lo más profundo de sí, echándome sobre él y arremetiendo con fuerza en un vaivén frenético de penetradas salvajes. El muchacho gozaba de tal elasticidad que a medida que más me tiraba sobre él, más cedía la elongación de sus piernas, permitiéndome besar su boca sin abandonar la posición de la embestida; sus manos sobaban mis muslos y a ratos alcanzaban mis nalgas para apretarlas, lo que aumentaba mi excitación a niveles únicos. Sí, me lo quise follar desde que lo vi, y el chico por su parte, quería que me lo follara desde que me vio. Mis manos tocaban las cálidas arenas de aquella playa ...
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