Ana 8, el sobrino obsesionado
Fecha: 11/05/2021,
Categorías:
Confesiones
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
Tía Ana había aparecido en un momento muy especial de mi vida. Yo acababa de terminar el secundario, y debía comenzar a enfrentarme a la vida de adulto. Recuerdo que estaba muy deprimido. La adolescencia no fue un camino fácil de atravesar. Era víctima de bullying por parte de algunos de mis compañeros, no tenía muchos amigos, y nunca estuve con ninguna chica. Y cuando digo que nunca estuve con ninguna chica, no me refiero únicamente a las relaciones sexuales, sino a que ni siquiera besé a una.
Para colmo, me había enamorado de una de las chicas de mi curso, o al menos creía estar enamorado. Se llamaba Belén, una flaquita con culo de avispa, pelo castaño, y pecas enternecedoras. En la fiesta de fin de curso, no me animé a hablarle, al igual que no me había animado durante los tres años que duró la secundaria. Creo que tenía miedo de ser rechazado y de ser nuevamente, blanco de las burlas de mis compañeros debido a eso. Viéndolo en retrospectiva, tuve una actitud bastante cobarde e infantil, pero así estaban las cosas.
Yo era un blanco fácil para las burlas, porque era muy tímido y callado, bastante malo para los deportes, y carecía de algún talento que me destaque de los demás. Pero aparte de eso, no tenía nada raro. No pesaba ciento veinte kilos, no era un nerd, ni me comportaba como esos psicópatas que después salen en televisión, porque terminaban matando a medio mundo. Simplemente era el chivo expiatorio del curso. Alguien tenía que serlo.
Por todo esto ...
... terminé la secundaria, con una mezcla de sensaciones: un sentimiento de liberación, por un lado, y una sensación de insatisfacción y frustración, debido a no haber hecho nada bueno durante todo ese tiempo, por el otro.
Y ahora debía convertirme en un hombre, debía conseguir trabajo, y si era posible, una carrera universitaria. Aunque no me creía capaz de lidiar con ambas cosas a la vez.
Y en medio de todas estas inseguridades apareció tía Ana.
La conocí en una fiesta de año nuevo. Mis padres me habían dicho que fueron invitados por un tío de mi viejo, un tal Pedro. Era el primo de mi abuelo paterno, o algo así. Nunca nos habían invitado a sus fiestas, de hecho, no recuerdo haber escuchado nada de él antes de eso, pero desde hace poco que tenían una relación comercial que no viene al caso, y los lazos de parentesco se habían estrechado.
Yo no tenía ganas de pasar fin de año con un montón de desconocidos, pero si me quedaba en casa, me iba a deprimir, así que finalmente fui.
La casa era muy elegante, y la gente muy simpática. Eran un montón de tíos, tías y primos, un tanto lejanos. A la mayoría los veía por primera vez en mi vida. Otros, decían conocerme de cuando era un bebé, aunque yo no recordaba a nadie.
En la mesa enorme, estaban desparramadas un montón de ensaladas, pan, gaseosas y vino. Ya estaba todo listo. Eran las diez de la noche. Era cuestión de comer, esperar a las doce, brindar, tirar algunos cohetes, e irse a casa. Sabía que podía tolerarlo.
Pero ...