Todas putas
Fecha: 15/05/2021,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos
Creo conveniente comenzar por presentarme, mi nombre en Facundo, tengo veintiséis años, estudio y trabajo en diseño gráfico. No soy un ‘carilindo’, es más, diría que soy feo, cosa que compenso con mi ‘parla’.
Me encanta ir al gimnasio y trabajar mis músculos, diría que soy adicto a la perfección y hasta se me hace enfermizo, estoy bastante musculado.
De chico me apodan ‘burrito’, es debido al tamaño un tanto exagerado de mi pene, solo un detalle, para mi nada demasiado relevante.
Años atrás, la empresa donde trabajo había sido contactada por otra empresa de productos masivos de la cual resguardaré el nombre por un proyecto de una nueva campaña publicitaria, por lo que me designaron como parte del equipo de trabajo, acordamos algunas reuniones con nuestros nuevos socios de turno y pusimos manos a la obra. Cruzamos llamadas, correos y fue así como conocía a Leila, quien estaba en el departamento de marketing en la firma mencionada.
Al principio solo tuve su foto, su rostro en el Messenger, una chica normal, de tez blanca y cabellos negros, lacios, en lo que parecían ser bastante largos, con raya a la derecha, de naricita aguileña y delicados labios rosados, sentí una atracción especial hacia ella, no me pregunten por que, solo esas cosas de intuición de la vida.
Días más tarde nos conoceríamos personalmente, y era más bonita de lo que su foto decía, simpática, amable, casi tan alta como yo, delgada, de pechos normales, cintura pequeña y un trasero bastante ...
... voluminoso que llamaba la atención, parecía una hormiguita culona. Vestía elegante, con un pantalón negro ajustado y unos zapatos de gamuza con apliques en dorado, recuerdo que tenía una camisa bordada y un trajecito entallado, además unos pequeños aros que brillaban ante su cabello recogido.
Y así empezó nuestra relación, palabra va, palabra viene, habíafeeling entre nosotros, la invité a salir, una cosa llevó a la otra y en nuestra segunda salida formal terminábamos en un hotel alojamiento.
Me enamoré de Leila, éramos jóvenes, aunque ella era dos años mayor que yo, yo no tenía mucha experiencia pero ella era terrible, nunca había estado con una chica así, solo quería coger y coger, en verdad nos pasábamos horas cogiendo y parecía nunca saciarse, solía cargarla tratándola de ninfómana, me enloquecía como lo hacía, y parecía rendida a mi enorme pija, era complaciente, no tenía inhibiciones, todo lo imaginable ella lo hacía, hasta solía llevar un vibrador con el que improvisaba una doble penetración, me gustaba como gemía, como gritaba, hacía temblar las paredes, estaba loco por ella…
La relación iba en serio, por lo que como era lógico, conoció a mi familia, y yo a la de ella, sus padres estaban divorciados, su papá era chofer en una empresa de larga distancia, por lo que lo veía poco y nada, dado que el ya no vivía en la misma casa. Su mamá, Analía había pasado los cincuenta, era cosmetóloga, una mujer elegante que no le pesaba la edad y se preocupaba por verse bien, con ...