1. Anoche soñé contigo - Tercera parte


    Fecha: 23/05/2021, Categorías: Masturbación Tabú Voyerismo Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster

    ... Toto, pásale.Cuando los viejos amigos se encararon fue una situación incómoda, sin embargo, Toto se armó de valor.—Discúlpame, me porté como un pendejo —le dijo Toto, ya en privado.Tras las disculpas de uno a otro, ambos conversaron:—Sí, la mera verdad eso de la mano intercambiada fue algo que me enseñó Don Cuco —confesó Quique.—¿Lo hiciste con él? —cuestionó Toto.Quique asintió avergonzado.—Pinche viejo pervertido... puto degenerado. Es un asco ese güey, ya no hay que pasar por su puesto —expresó Toto.Como el otro guardó silencio, Toto continuó tras un momento.—No, no le hagas caso en eso que te aconsejó. Te meterías en problemas. ¿Qué tal si lo de las dichosas pastillas termina en...? ¿Qué tal si le hacen daño a Chabela... qué tal si se muere?—¡Puta!, en eso ni había pensado —admitió Quique.—Además, de cualquier forma, sería una ojetada. Una cosa es mirarla sin que ella se dé cuenta y otra es...—Pero es que a mí ya me urge, ¿qué a ti no?Y Quique se llevó una mano a su paquete.—Claro que sí —contestó Toto, sonriendo—. Pero así no. Hay que llegarle bien; en limpio; de frente.—Eso dices tú, pero yo quisiera llegarle por detrás... uff mamita —y Quique hizo un ademán con ambas manos que simulaba un agarre de trasero, a la vez que se mordía los labios en señal de deseo.Toto rió de la ocurrencia de su amigo. Volvían a ser dos buenos amigos. Los viejos camaradas que habían sido desde años. Quique incluso le confesó que Don Cuco...—Sí, cómo ves. Me recomendó que me comprara una ...
    ... gallina para practicar.—¿Una gallina...? —preguntó Toto, incrédulo.—Sí, una gallina de verdad, una ponedora. Disque eso era la mejor manera de practicar. Disque así lo hacía él de chavo. “Toma gallinita, toma gallinita”; así me dijo.Toto no se aguantó la risa al ver cómo su amigo hacía el ademán correcto, mientras narraba lo dicho por Don Cuco.—Ay no mames, eso sí está muy... ¡pinche viejo más puto enfermo!En eso vieron a Chabela regresar del mandado.—¡Órale, vamos! —le dijo Toto a Quique, al mismo tiempo que le dio unas palmadas, alentándolo.Pero mientras Toto se levantó de la banqueta, Quique no lo hizo.—No qué. Ve tú. A mí me da pena —dijo Quique.—Anda, no seas miedoso. ¿Qué puede pasar? Total si dice que no, pues... no pasa nada.—No, qué tal si se lo cuenta a mis papás. No..., mejor ve tú. Anda, ahí luego me dices qué te dijo —concluyó Quique.Toto, a pesar de que su amigo lo dejó solo, se armó de valor y caminó hacia Chabela.—¿Te ayudo? —le preguntó Toto, a la vez que tomaba una de las bolsas que la chica cargaba.—Ay, gracias —le dijo ella.Toto, en un desplante de caballerosidad; un tanto extraño a su edad; se le adelantó y le abrió la puerta de la casa.—Gracias —volvió a decir la chica.Poco después, Toto se hallaba sentado ante la mesa de la cocina. Para justificar su permanencia, a lado de la muchacha, Toto se había ofrecido a ayudarle en sus tareas.—Sabes, anoche soñé contigo —dijo por fin, aunque con timidez, mientras sacaba chícharos de su vaina.—Ah, ¿sí? —respondió ...