1. LA BIBLIOTECARIA NINFÓMANA


    Fecha: 24/05/2021, Categorías: Hetero Autor: Juanfucker, Fuente: SexoSinTabues

    La bibliotecaria ninfómana. Capítulo 1. Entré a la Facultad de Economía a eso de las diez menos quince de la mañana. En medio del barullo de la gente me dirigí directo al elevador, pues, el aula donde asistía a clases estaba en el quinto piso, pero entonces, divisé a cinco amigos que alegremente conversaban en medio de aquel amplio corredor. — Y qué más, qué hay de nuevo. — Les dije, como una forma de integrarme a la tertulia que venían desarrollando, mientras les extendía la mano a cada uno de ellos, para saludarlos. —Nada, aquí nuestro amigo que nos estaba contando como se había ayuntado a su última conquista. —Me dijo Gabriel, un chico de unos dieciocho años que se caracterizaba por su buen sentido del humor, mientras hacía un gesto con su cabeza en dirección de Juan. Miré a Juan, que hizo un gesto de suficiencia, como diciendo, “que le vamos a hacer así de bueno soy”, y no pude evitar reírme. Juan era nuestro mentor, nuestro guía en materia de cómo enamorar a una mujer. Debía llevarnos cinco o seis años a todos quienes estábamos en esos momentos reunidos casi que en torno a él, la mayoría muchachos de entre dieciocho y diecinueve años; y es que cuando Juan nos relataba sus hazañas enamorando mujeres todos escuchábamos intentando aprender sus técnicas de seducción. — ¿Estuvo difícil la doma de la potranca, o más bien fácil? — Le pregunté con tono campechano. — De la yegua, dirás, y no, no estuvo difícil, de hecho ha sido la hembra más fácil a la que he montado, eso sí, ...
    ... una de las más fogosas y rendidoras. —Me dijo con una soltura y complacencia que invitaban a la curiosidad. — Hasta uno de ustedes se la podría culear. — Dijo seguidamente, como burlándose de nosotros. — A ver, a ver, explícame cómo es eso. —Intervino Gabriel, con actitud afectada mostrando mucho interés. —Algunos estamos muy necesitados, y no nos molestaría conocer a esa dama, de hecho lo ansiamos. —Qué quieres que te diga, a la doña le gusta que la monten. Es así de simple. Solo tienes que calentarla un poco y abre las piernas al segundo. —Dijo Juan con tranquilidad. — ¿Cuánto le pagaste?, porque le pagaste, ¿cierto? —Le dije con incredulidad. Juan sonrió, y guardó silencio por unos segundos, mientras nosotros lo mirábamos con atención. — Les voy a hacer un favor, aunque no se lo merecen, —nos dijo mientras nos miraba con aire de suficiencia —, ¿conocen la biblioteca que queda en el barrio de “La América”? Todos nos miramos buscando un rostro que denote certidumbre, pero no, nadie conocía la mentada biblioteca. —No saben nada ustedes, —nos dijo fingiendo seriedad—, llegan al redondel Indoamérica, cogen por la Avenida América, caminan — se quedó pensativo por un momento—, tres cuadras, sí tres cuadras y luego agarran por la esquina a la derecha, después dos cuadras, ahí se van a encontrar con una casa de tipo colonial, no se pueden perder hay un pequeño cartel que dice “biblioteca”, es ahí, pero no vayan a ir en la mañana, ella solo trabaja en las tardes. Todos nos quedamos ...
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