1. Sexy, muy sexy


    Fecha: 06/11/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: JulioG, Fuente: CuentoRelatos

    Salimos juntos del restaurante, yo detrás de ella, observando la curvatura del abrigo ajustado. Con disimulo la observé y me fijé como se insinuaba su trasero, era tentador, sus piernas, sobre aquellos tacones de vértigo, que hacían de ella una figura esbelta, deliciosa, apetecible, muy sexy…
    
    Sin preámbulos me animé y le propuse:
    
    -¿Nos vamos a algún sitio más íntimo?
    
    -Pues claro. ¿A mi casa?
    
    -Mmm… Perfecto, excelente idea, además de excitante.
    
    Sin darme tiempo a reaccionar, levantó la mano y paró a un taxi. Le abrí la puerta y subimos.
    
    Durante el trayecto no paramos de besarnos. Fueron besos profundos, húmedos, apasionados, incluso diría que desesperados por ambas partes. Nuestras lenguas no pararon de tentarse, de enlazarse. Besos en la boca, en el cuello, en su escote,… Nos estuvimos saboreando durante un largo rato, mientras que nuestras manos tampoco se quedaron quietas. Yo no pude resistirme a tocar, acariciar y amasar con suavidad aquellos senos, no eran grandes, pero con aquel vestido tan ceñido, y aquel vientre plano, sobresalían desafiantes, apetitosos,…
    
    Ella por su parte subió su mano despacio por mi pierna, hasta pararse allí donde tenía un gran bulto en mi pantalón, una erección imposible de controlar. La sensación de su caricia fue muy estimulante, excitante. Siguió con su mano sobre mi pene mientras seguíamos besándonos. Y de repente noto como empieza a bajar la cremallera. ¡Uf!.
    
    -Para. Aquí no. –Me contuvo el tener al taxista tan ...
    ... cerca.
    
    -Vale, -me dijo sonriente- pararé pero si… - y me susurró al oído una propuesta fabulosa.
    
    Al poco paró el taxista, bajamos, y nos dirigimos a un portal, nuevamente ella delante de mí se movía decidida, y de una forma que imprimía a aquel abrigo un movimiento voluptuoso.
    
    Los segundos que estuvimos en el ascensor pasaron rapidísimos con beso largo, profundo, caliente.
    
    Entramos en su piso, se quitó el abrigo, y yo también dejé el mío sobre una silla.
    
    -¿Quieres tomar algo?
    
    -¿Whisky tienes? Solo con hielo, por favor.
    
    La seguí hasta la cocina cuando iba a buscar el hielo. Cuando estaba sacando los cubitos la besé desde atrás en la nuca, en el cuello y empecé acariciándola por las caderas. Una de las manos fue subiendo hasta su pecho y empezó a acariciarlo, mientras con mi cuerpo la empujaba contra la encimera de mármol, apretando mi erección en su culo. Ella se dejaba hacer apoyando las manos en el mármol. Ahora, tomando sus dos pechos a la vez, notaba como su piel en el cuello se erizaba, y sus pezones se ponían duros, queriendo salir del tejido del vestido.
    
    Poco a poco le fui soltando los botones blancos del vestido, despacio. Hasta que cayó al suelo, quedando en ropa interior y medias. Un conjunto de lencería negro, con un tanga que dejaba ver ese estupendo culo que me había imaginado antes debajo del abrigo. Seguí besándole el cuello y amasando aquellos pechos. Ella empezaba a moverse despacio, apretándose más contra mi pene.
    
    -Síiiii, sigue, me gusta. ...
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