1. Sexy, muy sexy


    Fecha: 06/11/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: JulioG, Fuente: CuentoRelatos

    ... –dijo emitiendo unos pequeños gemidos- Mmmm,…
    
    Verla así me estaba excitando al límite. Le desabroché el sujetador, y luego le fui bajando el tanga poco a poco, hasta dejarlo en el suelo. Subí acariciándole las piernas, dándole besos y un pequeño mordisco en el culo, hasta ver un tatuaje de una hada con alas justo donde termina la espalda.
    
    -Date la vuelta.
    
    Puede ver esos pechos que tanto anhelaba acariciar, con unos pezones oscuros. Me dirigí a ellos directamente. Con los labios rodeé uno de los pezones y tiré de él, lo besé, y le pasé la lengua alrededor, consiguiendo que se endureciera más.
    
    -Mmmm, siiii,…-dijo, mientras con la mano también le acariciaba el otro pezón y ella echaba la cabeza hacia atrás.
    
    Cogí uno de los cubitos y se lo pasé por uno de los pezones y luego por el otro. Se pusieron más duros y erectos. Era excitante ver como se estaba poniendo tan caliente. Bajé una mano hacia su sexo y la pasé por encima, notando su humedad. Poniendo un dedo en su estrada ya noté que su excitación era máxima.
    
    -Súbete a la encimera –le dije ayudándole a subir – Ábrete para mí.
    
    Ahora llegaba mejor a su sexo. Llevé de nuevo un dedo a su entrada y pronto localicé su clítoris. En cuanto lo acaricié dio un respingo. Seguí tocándolo con suavidad, y ella se iba arqueando para tener más contacto. ...
    ... Con la otra mano fui introduciendo un dedo en su vagina, viendo como ahora se mordía el labio.
    
    -Sí, así, bien. – Me dijo en un susurro
    
    Mientras seguía acariciándola de esa manera fui bajando despacio hasta acercar mi cara a su sexo. Le miré hacia arriba y vi su cara llena de excitación. Con las dos manos le separé un poco sus labios vaginales y acerque la lengua. Según iba rozando su clítoris iba oyendo agradables gemidos que me confirmaban que disfrutaba. Poco a poco vi cómo se entregaba al placer que le estaba dando y los gemidos se acrecentaban. Eso estaba calentando mi cuerpo al máximo, pero ahora la protagonista era ella, en ese momento ella era el centro de excitación, tenía que llevarla a lo más alto del placer hasta que estallara en un gran orgasmo.
    
    Abrió más las piernas, se llevó las manos a sus labios para abrirse más, exigía más, jadeaba, estaba muy caliente.
    
    - ¡Sí!, ¡así!, ¡más!, mmmmm, ¡oh!,…
    
    Lo notaba en cómo se movía, en como se apretaba contra mi boca, en sus muslos mojados. Cuando sus jadeos subieron de intensidad con su mano apretó mi cabeza contra ella, se arqueó, tembló, levantó las caderas apoyándose en los brazos, y empezó a convulsionarse. Emitiendo un largo gemido llegó y explotó en un gran orgasmo, hasta que se sentó de nuevo en la encimera, rendida, satisfecha, sonriente. 
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