1. Camioneros: olor a macho. Parte 1.


    Fecha: 06/11/2017, Categorías: Gays Autor: asdfgh29, Fuente: SexoSinTabues

    ... algunos como nudos. Tomás hablaba con unos y otros, todos restregándose la bragueta a la vez. Oí risillas y comentarios en voz baja que me pareció se referían a mí, pero preferí hacer como que no me enteraba. Cuando quedó una cabina libre Tomás me la indicó con la cabeza, pero me puse rojo y le dije que no, que fuera él. Me quedé con sus amigos aunque no sabíamos qué decir, al momento vi a un gordo limpiándose el culo y tirando de la cadena. Un amigo de Tomás me puso la mano en la espalda y me empujó. Ya tienes una taza libre! Entré y aunque busqué en vano una puerta era evidente que habían sido arrancadas de sus bisagras. Me giré y los tres hombres estaban mirándome, me desabroché despacio los pantalones y ellos no se cortaban y fijaban sus ojos en mí sonriendo. En el lavamanos un camionero musculoso sin camisa se lavaba los sobacos y miraba por el espejo cómo me bajaba los pantalones, los que entraban también me miraban, me sentí fatal pero me bajé los pantalones cortos enseñando mi pichula asustada encima de mis huevos y me senté bajando la cabeza, sabía que ellos seguían allí. La verdad es que tenía muchas ganas y me concentré tratando de olvidarlos. Escuché el ruido de las tripas de Tomás desahogarse a mi lado en la cabina que estaba más cerca y pensé: Qué tanto! Voy a hacerlo no pasa nada. Enseguida me aflojé y comencé mi tarea, cuando sentí que ya empezaba a descargar levanté la cabeza y los miré a los ojos, me sonreían, yo les sonreí, el musculoso que se lavaba se ...
    ... sacó los pantalones y los calzoncillos y me mostró un enorme aparato colgando, después se inclinó encima del lavamanos y se dio jabón en los huevos y en el pene. Uno de los colegas de Tomás se acercó hasta la entrada de mi cabina y apoyó un hombro en el marco, era el que tenía más cara de puto. Empezó a hablarme, que si era estudiante, que qué estudiaba. yo sentía todo mi trasero con la puerta abierta, descargando y haciendo fuerza, tuve que contestarle lo más educadamente posible. Lo odié en ese momento, porque estaba cantado que el men me vacilaba y había esperado a que yo empezara a cagar para acercarse a molestarme, se me notaba que me daba vergüenza. El me sonreía y me hablaba con voz alta para que yo no dejara de mirarlo. Por fin terminé, y movido por los nervios de salir cuanto antes de allí, en lugar de limpiarme sentado como hacía siempre me puse de pie enseguida, cuando me di cuenta ya era tarde para sentarme de nuevo, así que mientras el chico me miraba tan cerca y los otros dos se reían un poco más allá, me giré y dándoles la espalda pasé varias veces la mano con papel por el culo en un símil de caricias que a los muy perros les encantaba pues susurraban cosas y se reían a carcajadas. Tiré de la cadena con los pantalones bajados y ellos pudieron observar mis nalgas desnudas. Esperé que corriera el agua, entonces me giré y mostrándoles la polla y los huevos, lentamente me subí los pantalones. Los saludé con la cabeza y salí enseguida de allí, Tomás aún no había ...
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