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Secreto de confesión
Fecha: 07/06/2021, Categorías: Confesiones Autor: Nikaibz, Fuente: CuentoRelatos
... evitarlo, mis ojos cayeron directamente a sus pechos, recorrí con la mirada todo su cuerpo y me estremecí. - Perdonadme, no he podido evitarlo, eres preciosa- dije al darme cuenta que me miraba. - No pasa nada. Tú también eres preciosa- me dijo. Nos miramos directamente a los ojos, y nos fuimos acercando poco a poco hasta quedar frente a frente. Sofía acarició mi mejilla con sus nudillos, y yo acerqué mi cara para sentir su tacto en mi piel. - Ya no puedo más- me dijo apoyando su frente en la mía. Suspiré profundamente y pasé mi mano por detrás de su pelo. Ella tragó saliva, cogió mi cara con sus manos y me besó, fue un beso dulce y lento. Nos separamos un instante, mirándonos. - Lo siento, no he podido evitarlo- me dijo. - No lo evites- le dije acercándose de nuevo a sus labios. Volvimos a besarnos, y esta vez su boca exigió más y yo se lo di. Recorrió mis labios con su lengua, abrí mi boca y dejé que buscara la mía, empujando, saboreando, mordí su labio inferior, y la oí gemir, volvió a besarme y esta vez fue ella la que mordió y yo la que gemí. Sus manos empezaron a vagar sin rumbo por mi cuerpo, bajando lentamente hasta mi cintura, las mías bajaban por sus clavículas directamente hacías sus pechos, me quedé parada un instante. - Sarah, tócame- me dijo. No hizo falta nada más. Bajé poco a poco hacia sus senos, rozando ligeramente su pezón que se endureció tras mi toque, acaricié con la palma, y pellizqué juguetona. Sofia gemía a cada ...
... caricia y quise probar la piel de sus pechos, pasé mi lengua por el duro pezón y ella gimió más fuerte, lamí, chupé y succioné, la urgencia golpeaba mi sexo. Ella bajó por mi cuello acariciando con su lengua mi cuello. El agua caliente golpeaba nuestros cuerpos ardientes. No sé cómo llegó su boca a mis pechos, pero cuando sentí su lengua en la piel rugosa de mis senos creí desfallecer. Sofía me llevó contra la pared metiendo su muslo entre mis piernas, rozando, empujando el punto más cálido de mi cuerpo, el roce era excitante pero quería más, necesitaba liberar la presión palpitante entre mis piernas. No hicieron falta palabras, los jadeos y movimientos de mi cuerpo le dijeron a mi amante lo que quería, y bajó sus manos por mi vientre, y llegó a mi sexo que la esperaba deseoso, mojado. Sus dedos resbalaron por mi centro y sentí el placer más intenso. Quería que Sofía sintiera lo mismo y bajé hasta su humedad sin preámbulos, sin esperas. El calor que emanaba de su sexo era arrollador y la toqué, produciéndole un gemido que sonaba a gloria. No aguantabamos de pie y acabamos tumbadas en el suelo de la ducha, Sofía exploró mi cuerpo de nuevo con sus manos, con su lengua, y cuando mis jadeos exigieron más, ella me tomó, me penetró con un dedo, lento, tranquilo, dejándome sin respiración, pero yo quería más. Ella lo sabía y hundió dos dedos dentro de mí. Empezó a moverse más deprisa. Al mismo tiempo, Sofía se rozaba con mi pierna y gemimos al mismo tiempo, empujamos, arañamos y ...