La acampada de las maravillas
Fecha: 08/11/2017,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: MIKE25, Fuente: CuentoRelatos
... poco el equilibrio y cuando le agarraba su trasero le encantaba.
Después mi chica quito a su amiga y me puso su precioso conejo en mi boca mientras que ella empezó a besar mi rabo en un estupendo 69, nunca pensé que fuera capaz de hacer lo que me estaba haciendo con mis dedos y mi lengua le estuve dando todo el gusto que ella se merecía, su clítoris era enorme y estuve jugando tanto con el que tuvo que dejar de chupármela ya que le venía otro gran orgasmo y explotó con un gemido profundo y sus piernas le temblaban, que gran corrida que tuvo!!!!
Quedó bastante agotada y se tiró a un lado del colchón, mientras yo estaba recuperándome de la primera corrida y todavía necesitaba mucho más para llegar a correrme, por eso mirando a la pobre borrachita con mis ojos enrabietados le dije:
― Te toca primor.
La agarre por los tobillos y la acerque a mí, la pobre no sabía si reírse o resistirse y cuando se dio cuenta de mis intenciones se cerró impidiendo que pudiera seguir, pero para entonces yo no iba a parar le di la vuelta y la puse de espaldas a mi bien estirada en el colchón.
― Nooo, que me dueleee, noooo!
― Tranquila que ahora será mejor.
Le estire los brazos para adelante y aunque ella se resistía un poco subí su cintura, quedando con la cabeza apoyada en el colchón con las rodillas apoyadas y dejando su precioso trasero en pompa y expectante de lo que yo dispusiera.
Mire un poco hacia donde estaba mi chica y la vi con los ojos cerrados y sacando la lengua ...
... de la boca como si estuviese saboreando sus propios labios, como si estuviesen impregnados de un sabor dulce.
Me volví sobre la otra chica y agarrándola por la cintura la aproxime hacia mi todo lo que pude, la pobre estaba confusa y no sabía muy bien lo que hacía.
― Déjame ya, porfa, por ahí no nooo
Le di un par de mordiscos a su trasero y le fui abriendo las piernas poco a poco mientras le saboreaba su trasero, sus muslos, hasta que sin darse cuenta la tenía bien abierta y casi sin oponer resistencia, le pase mi mano por su enrojecido conejo, y pasados unos segundos reaccionó, sin dejarle pensar mucho le introduje la primera parte de mi rabo y creo que ni se enteró. Fui metiéndosela poco a poco y solo cuando la tenía ya casi completamente dentro arqueó su cuerpo hacia el cielo y empezó a dar una especie de gemidos y sollozos.
― Ya la tienes dentro, tranquila tu tranquila, no hagas nada y no te dolerá.
― Ufffsss aaaaggg, despacio uuufffsss
Ella daba pequeños golpes con sus manos al colchón y lo agarraba con cada suave embestida mía, no llegaba a proporcionarle placer y creo que era más por los síntomas del alcohol, pero poco a poco los sollozos se acabaron y daba pequeños gemidos.
Estuve bastante tiempo intentándolo de esa postura, le acariciaba sus muslos por dentro y por fuera, su preciosa espalda y acariciaba sus pechos enroscando y desenroscando sus pezones hasta que se pusieron por fin duros como piedras.
Ella reaccionó y fui sacándosela entera y ...