1. Tomé a la hermana de mi novio


    Fecha: 18/06/2021, Categorías: Masturbación Autor: isabelxc, Fuente: CuentoRelatos

    ... quedó mirando mi cuerpo desnudo muy fijamente, y hablándome sin parar, "no dejó de hablarme ni un momento", muy rápido y visiblemente nerviosa, mientras yo deshacía mi maleta antes de ponerme ninguna prenda de vestir, "ni bragas siquiera", abriendo mis piernas al agacharme para sacar las cosas, mostrándole mi vagina rosada y abierta como una flor, también zarandeé mis pechos en el aire ante sus ojos, mientras ordenaba mi ropa sobre la cama. Al ver como sus ojos me devoraban, noté ponerse duros mis pezones, "tan duros como gomas de borrar". Su mirada me dijo cosas que su boca no, estaba claro que me deseaba, que su cuerpo se había revolucionado por mí, ¡y eso me excitó mucho!, porque mi sueño siempre había sido estar con una pelirroja, pero nunca antes surgió la ocasión; desde ese momento Borja quedó en un segundo plano, ¡Alicia tenía que ser mía!
    
    Bajamos juntas a cenar, yo me había puesto una blusa blanca y una minifalda azul marino muy corta, "tan corta que estaba más cerca de mi chocho que de mis rodillas". En el comedor se sentó a mi lado Borja, y enfrente su hermana Alicia, que llevaba un vestido de fiesta súper elegante, flanqueada por sus padres. Durante la cena Alicia me miraba nerviosa con esos ojazos verdes adornados de rímel; después de los cumplidos que me dedicó su padre, hablando sobre mi belleza nórdica, le pregunté a Alicia.
    
    —Alicia, ¿tienes novio?
    
    —No tengo Isabel, tuve novio dos años, pero rompimos.
    
    Mientras ella me explicaba lo triste que fue la ...
    ... ruptura con su novio, haciéndome ojitos, yo estiré una pierna bajo la mesa, "oculta por las enagüillas"; y le metí el pie entre los muslos a Alicia, ¡ella abrió mucho los ojos y tartamudeó!, dejando de hablar; me miró en silencio y sus mejillas se pusieron rojas como un tomate. Con la uña del dedo gordo de mi pie derecho "enganché sus bragas", y las aparté a un lado, rozando su coño con mi dedo gordo, el cual lucía la uña pintada con esmalte negro, apreté los músculos de mi pierna y "de arriba abajo" paseé mi dedo obsceno entre sus labios menores, ¡sin medias ni bragas!, ¡a pelo! Mi dedo se empapó de ella, lo restregué por su raja unos minutos muy despacio, mientras todos comíamos y hablábamos, "bueno Alicia comía poco"; le saqué el pie y lo enfundé en mi zapato de tacón, "que me entró perfectamente", untado como estaba con la humedad de ella. Le guiñé un ojo y ella entornó los suyos, mirándome entre excitada y confusa (por su mirada supe que se había corrido sobre la silla de terciopelo rojo).
    
    —Hija qué te pasa —preguntó su madre.
    
    —Nada mama, solo un sofoco, será de la chimenea.
    
    Leonardo, no eches más trocos hoy al fuego —le dijo su madre a su padre.
    
    Al terminar de cenar me despedí de Borja y acompañé a Alicia a nuestro dormitorio (ya era hora de dormir), al entrar, ella cerró la puerta y me habló.
    
    —Isabel, ¡te podían haber pillado!, ¡que atrevida eres chica!; y, ¿cómo has sabido que me gustas?, ¿o que me gustan las mujeres?, cuando, ¡me has metido el pie en ...
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