1. ÚSAME, DUEÑO MÍO...


    Fecha: 19/06/2021, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Yo, casado desde hacía diez años y con una intensa vida sexual que incluía casi cualquier tipo de los placeres que se pueden hallar en la intimidad con una mujer grande, morena y dispuesta a todo, miraba con infinito deseo al hermoso homosexual que casi a diario abordaba el mismo bus que yo, ambos rumbo al trabajo del que dependían las vidas nuestras. Solía mirarlo discretamente cuando iba cerca de mí y deseaba besar con delicadeza sus mejillas sin vello y sus labios abundantes. que al hablar parecían ejercer el dulce rito del sexo oral sobre un pene. Yo deseaba morder sus dulces tetas que estiraban su tallo hacia adelante como pidiendo que los tomara entre mis dedos pecadores y entre mis labios que se abrían en la ilusión incierta de tamaña irrealidad húmeda y salaz. Sus ojazos cafés, coquetos y adiestrados en los hallazgos sexuales, advirtieron una mañana la excitación que su cuerpo alentaba en mí cuando, como al descuido, me atreví a rozar con mi muslo el dulce trasero que parecía abrirse y cerrarse en cada uno de los pasos que daba, como dos enormes labios que pedían las caricias de un hombre y la firme posesión de su intestino hambriento de macho. Tenía qué descargar mi cuerpo dentro del suyo, aunque fuera sólo una vez. Verónica, mi muer, no tenía por qué saberlo. Sería una cosa de ésas que suelen darse en el mundo mil veces por minuto entre un macho y una hembra. Antes de que el bus se detuviera, anoté mi nombre y mi número telefónico en un breve papel que hallé en mi ...
    ... bolsillo y se lo entregué discretamente. Añadí muy por lo bajo: llámame. Te deseo. Él lo tomó con naturalidad y bajó luego del bus rumbo al salón donde ejercía como cultor de belleza. Pasaron unos días y una tarde sonó mi teléfono: Hola- me dijo- Soy Juan. Me diste esté número para que te llamara y pues…Me siento solo. El tono de su voz me indicó de quién se trataba. Mi corazón se apresuró y mi pene se excitó en unos segundos: - Hola, Juan. Soy Antonio. Estoy solo también. Ven a mi casa para conocernos y charlar un rato. - Le di mi dirección y me senté a esperarlo. Minuto a minuto hasta que tocó a mi puerta y le abrí. Nos saludamos de mano y de beso en la mejilla y nos sentamos en la sala charlando ligerezas de esas inevitables en los inicios vacilantes. Luego, me senté a su lado, tan juntos que nuestros cuerpos ansiosos intercambiaron calor, muslo a muslo y brazo a brazo. Puse mi brazo sobre sus hombros y atraje su hermoso rostro hacia mi boca ansiosa. La besé con sed, con hambre, con deseo y bebí gota a gota toda la humedad de su boca, a ojos cerrados y a corazón jadeante, y levantando su blusa celeste para hacer mías esas dulcísimas tetas intensas, duras, cilíndricas y pigmentadas que se habían elevado tantas veces frente a mis ojos en el trajín diario del transporte y que me hicieron mojarme tantas veces los labios con deseo. La despojé totalmente de su blusa y la recliné firmemente sobre la alfombra para saborear con lujuria todo su pecho, sus axilas olorosas a sudor que ...
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