ÚSAME, DUEÑO MÍO...
Fecha: 19/06/2021,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... bebí con ansiedad, sus costados que se estremecían al paso de mi lengua y luego cada centímetro de su hermosa espalda que besé y mordí con ternura mientras ella gemía y movía lascivamente sus caderas arriba y abajo. La despojé de sus zapatos, bellos y cómodos, y recorrí, primero con mis manos y luego con mi boca, cada pliegue de sus pies hermosos y húmedos. Limpié con mi lengua desesperada los espacios entre sus dedos y al final jalé hacia abajo su pantalón de algodón y lo doblé cuidadosamente mientras la observaba en toda su preciosa desnudez. Un pequeño pene dormido y unos testículos casi inexistentes sobresalían por su tono levemente oscuro sobre la piel clara de todo su cuerpo. Toda la piel desde sus muslos hasta su cintura pasó por mi boca y limpié con mucha ternura la suave piel entre sus testículos pequeños y sus muslos suaves. Lamí cada rincón de su sexo y su pene infantil reaccionó con su inocente longitud de tres pulgadas. Sus testículos crecieron y pude lamerlos y limpiarlos con ansiedad mientras ella gemía y se movía con placer. Luego la hice voltearse con su trasero al aire y allí perdí la noción de estar en la Tierra. Al final pasé con timidez mi lengua entre sus nalgas semi-abiertas, varias veces mientras ella decía no sé qué cosas y abría más sus nalgas para que mi boca llegara más fácilmente hasta aquél pequeño sitio oscuro y que parecía querer hablar. El olor intenso de su ano me excitó aún más y lo acaricié seis, siete, muchas veces con la punta de mi ...
... lengua hasta que perdió su aroma sexual y entonces hundí en él mi lengua, poco a poco, buscando algo más y sin saber qué podría ser. Ella gritó y se encogió hasta quedar en flexión canina, con los muslos abiertos y con su ano queriendo llevarse toda mi lengua hasta el fondo. Y entonces sucedió: su ano se abrió y mostró un gran trozo marrón, brillante y sólido, asomando de a poco y volviendo a entrar oscilando coquetamente. Mi lengua voraz aprovechó cada ocasión para probar un poco de aquél chocolate amargo, así muchas veces, hasta casi acabarlo y entonces apareció el resto; una pieza hermosa, dura, larga y aromática, resbaló totalmente hacia afuera y cayó entre mis manos. Ella se volvió con lujuria y me observó lamerlo con cuidadoso esmero por los largos costados de la pieza, incansablemente, una y cien veces, hasta que desapareció dentro de mí. Su pequeño pene había crecido un poco más y era estimulado por la fina mano de ella mientras yo lamía su producto corporal. En cierto momento ella sintió que llegaba al orgasmo y entonces se incorporó a medias sobre la alfombra y me tumbó de espaldas, mirando al techo y colocó en mi boca su dulce fruto para que eyaculara y me alimentara. Entre sus estremecimientos de placer y sus gritos lujuriosos, me dio de comer toda su carga espermática y yo la recibí agradecido. ¿Aún tienes sed? – me dijo- Sí. –contesté interesado y esperando algo más- Entonces, sin decir nada y en la misma posición en que había recibido su semen en la boca, descargó ...