1. Una tía muy marchosa (II)


    Fecha: 08/11/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Raquel e Inés, la maestra y la alumna, estaban dejando en mí sensaciones de todo tipo. No pretendía nada más que desear que aquella historia no acabara nunca. Temía pellizcarme o despertar de esos sueños que a veces se tienen para descubrir que lo que me ocurría no era real; pero lo era y lo mejor de todo, disfrutaba de dos mujeres a la que unían lazos de sangre, pero que eran muy diferentes y no sólo en la edad y en el cuerpo. Quizás por ello, me sentía el protagonista exclusivo. Yo era el centro de atención, el personaje invitado, y como tal debía dejarme guiar como aquel convidado al que se agasaja cortésmente por los anfitriones cuando es llamado a una casa.
    
    Los que conocen la primera parte sabrán que después de gozar del sexo de Raquel y de su escultural cuerpo, me centraba exclusivamente ya en su tía Inés. Sin embargo con Raquel esto era imposible. No se conformaba con mostrarse inactiva; aunque jamás molestaba; es más, deseaba agradar. Por eso me sorprendió que ella fuera la encargada de retirar la ropa interior a su tía cuando yo se lo había pedido a ésta y más aún, que se dedicara mientras yo disfrutaba del sexo de ella de acariciar con sus manos las grandes ubres de su tía, que ya de por sí ofrecían sus inmensos pezones totalmente erectos.
    
    Raquel de pié por detrás de su tía y yo en cuclillas por delante, intentábamos disfrutar al máximo del cuerpo que nos ofrecía Inés. Nuestras manos adquirían ahora protagonismo, ella en su pecho y las mías penetrando una y ...
    ... otra vez en su clítoris totalmente húmedo y excitado. Inés parecía estar inmersa en un clímax que hacía que ya no pusiera reparos a dejarse llevar. De nuevo Raquel tomó la iniciativa y me pidió que quería ver mi lengua en el coño de su tía de la misma manera que la había sentido en el suyo. Para ello se sentó en el respaldo de la cama, retiró la almohada e invitó a Inés a situarse en su regazo totalmente tendida, quedando parte de su espalda y su cabeza a la altura del ombligo de su sobrina. La invitación ante tal estampa, no podía ser rechazada. Abrí de piernas a Inés y solicité la ayuda de Raquel para sujetar en alto las mismas. Inés totalmente extasiada y con las manos aprovechó la pequeña incorporación de Raquel para rodearla con sus brazos a modo de sujeción mientras su cabeza y hombros seguían descansando en el regazo de ésta. Me tumbé frente al coño peludo de Inés. En posición fetal me encontraba listo para enfrentarme al manjar que se me ofrecía. Con mis dedos, retiré parte del vello púbico para iniciar mi recorrido. Al primer contacto denoté restos del flujo vaginal o lefa que a modo de hilillos pululaban por todo su coño y que empecé a absorber a base de lengüetazos. Los leves gemidos de Inés eran el único sonido en la sala. Alcé la vista y pude observar como disfrutaba. Mis manos que descansaban en su cadera al ir en busca de sus pezones me obligaron a tenderme en el resto de la cama. Me daba de golpes con el respaldo inferior pero no me importaba. "¡¡¡A que te gusta ...
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