La mujer de Ricardo
Fecha: 26/06/2021,
Categorías:
Humorísticos
Autor: FilosofoAullado, Fuente: CuentoRelatos
Hay personas que te llaman amigo y tú no sabes por qué. Simplemente estás ahí parado y llegan y te abrazan y te llaman amigo. Esa escoria me molesta. No creo que alguien tenga el derecho a llamarse mi amigo si no me ha invitado antes, por lo menos, un six de cerveza o me ha presentado a alguna de sus hermanas. Ese tipo de escoria es Ricardo. Un día, así como así, comenzó a vociferar que yo era uno de sus mejores amigos. La verdad nunca me ha caído bien Ricardo; es un marica y no me molesta que tenga esas preferencias sexuales, lo que me molesta es que no lo acepte, tenga esposa e hijos y use el baño de hombres y finja interés en el futbol. Me molestan sus demasiadas confianzas. No soy homofóbico, sólo me molesta la hipocresía. Ricardo es un imbécil, la verdad es que eso es todo lo que tienen que saber de él; es alto y delgado, parece una mantis religiosa de piel lechosa. Nunca he ido a alguna de sus fiestas y, por lo que supe, casi nadie de la oficina va a sus fiestas o reunioncitas como las llama él.
Un día, por una mala combinación de alcohol, drogas y urgencia, fui a dar a una de sus fiestas. Yo estaba en medio de una cantina, yo era el tipo más joven del lugar. Era uno de esos lugares llenos de feligreses que ya tienen su credencial de la tercera edad; con tequila nunca adulterado y con boleros que siempre recuerdan tiempos mejores; siempre he preferido eso a uno de esos típicos antros de punchis punchis. Traía algo de cocaína y marihuana en mi sistema y platicaba ...
... sobre política, cuando en medio de esa densa neblina que es la mente de un alcohólico, me vino un recuerdo: carpeta amarilla + entrega inmediata = Estoy jodido. Después recordé que Ricardo era amigo del jefe de ventas, así que probablemente si él llevaba la carpeta, aunque fuera tarde, no me regañarían. Conduje hasta su casa (Sí, soy de los que maneja borracho y drogado y qué, el 70% de los accidentes son causados por personas sobrias). Toque a la puerta.
Me abrió la puerta Ricardo, se abalanzó para abrazarme y me dijo Bienvenido a la fiesta. Chingadamadre, pensé. La música parecía de elevador y había varias charolas sobre la mesa con múltiples botanas. Oye Ricardo, traigo unos papeles que debí entregar ayer, pero quizá tú me puedas hacer el paro de… Lo que sea para los amigos, contestó Ricardo, pero ni modo que no te quedes un rato al convivio, creo que a todos los demás se les hizo tarde. Está bien, ¿tienes chupe? No, en esta casa no solemos beber. Por suerte siempre traigo dos botellas de mezcal en la cajuela de mi coche, para urgencias. ¿Urgencias? Preguntó Ricardo. Sí, el mezcal es bueno untado y bueno tomado, es antiséptico y sirve para cicatrizar heridas del cuerpo y del alma ¿has escuchado el adagio? para todo mal, mezcal, para todo bien, también. De todos modos, la única manera en que me quede a tu fiesta es que tomes una copa conmigo.
Ella es mi esposa, dijo Ricardo. Su esposa tenía una cara francamente equina, de hocico largo y pintarrajeado, con las greñas ...