1. Conociendo a Rogelio


    Fecha: 09/11/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: afuentes, Fuente: CuentoRelatos

    ... ropa interior, lo cual le sorprendió gratamente ya que no pudo evitar decirme "que rico, no traes calzones, ya vienes listo".
    
    Cuando me sacó el pantalón y quede completamente desnudo frente a él, fue mi turno de quitarle su pantalón y el bóxer... Nos sentíamos como dos niños haciendo una travesura... Nos sentamos en el sillón y nos terminamos la cerveza. Nos besamos, nos tendimos en el sillón, por momentos el arriba de mi y otros momentos yo arriba de él. Sentir sus manos en mi espalda bajando hasta mis nalgas era sublime.
    
    Rogelio tomó un condón y se lo puso, y con caricias en mi cabello entendí que era hora de comerme su caramelo que sin ser muy grande era proporcional a su estatura. Me metí su tronco en mi boca lo más que pude de un solo movimiento y comencé a succionarlo para después alternar con sus testículos, seguí con esa tarea hasta que se vino dentro del condón.
    
    Después de unos minutos en lo que se repuso de sus espasmos. Rogelio me dio un condón para que me lo pusiera y ahora devolverme el favor, con la diferencia de que mientras él se recostó para recibir el oral, yo lo hice de pie.
    
    Nos ...
    ... bebimos otra cerveza y volvimos a meternos mano mutuamente, Rogelio de paró atrás de mi y con un poco de fuerza y torpeza dejó car su cuerpo contra el mío para doblarme y quedar empinado, a lo cual no puse mucha resistencia y aproveché el descansabrazo del sillón para quedar con la cadera levantada. Rogelio besaba mi cuello, mi espalda, mis nalgas... Hasta que llegó el momento que no sentí su peso, lo cual me hizo voltear y ver que se estaba poniendo un condón para cogerme. Con delicadeza me lubrico la entrada de mi ano y después dejo caer un buen chorro en mis nalgas mojando toda la zona, primero no entendí esa acción pero después sentí como restregaba su tronco por toda la zona y el lubricante ayudaba a deslizarse de una manera deliciosa.
    
    En eso sonó su teléfono... Era su familia que le avisaba que iban al departamento para mostrarlo a unas personas interesadas en verlo. No tuvimos más que mirarnos a la cara con decepción, pero sin reproches ya que esas cosas pasan cuando uno hace travesuras a escondidas, nos vestimos, nos dimos unos últimos besos y me llevó en su auto al mismo lugar donde nos encontramos. 
«12»