Exhibicionismo
Fecha: 27/06/2021,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Aunque para mi esposa, el asunto travestista no era de su completo agrado, tampoco lo rechazaba. Ya habíamos tenido experiencias diversas, con sus amigas y con uno de sus amigos. Encuentros sexuales en los que yo me hallaba vestida y sosteníamos relaciones sexuales intensas. Una noche, mientras ella se encontraba ocupada leyendo o que sé yo, me apresuré a entrar en la recámara y sin que me viera me puse de nuevo su ropa, ahora yo había comprado juegos de lencería más que para ella, para mí. Ella lo consentía y disfrutábamos con aquellas experiencias. Esa noche escogí una delicada tanga negra, medias, bra y tacones del mismo color. Me coloqué una de sus blusas y una falda corta, un cinturón metálico y me pinté la boca. Fui a encontrarme con ella en otra habitación. -Hola, -saludé. Ella me miró y su sorpresa mostró desagrado pero también algo de excitación. -¿Que haces? ¿Por que te vistes? Le dije que me gustaba mucho. Que quería hacer algo. Ella preguntó que cosa más allá quería hacer. Respondí que quería que saliéramos en el auto, yo así vestida y que ella se quitara la ropa interior por lo menos y llevara falda y blusa encima. Me preguntó que para qué quería yo hacer aquello. Le dije que había visto una calle larga muy oscura y poco transitada. Que mi idea era llegar allí en el auto, que se estacionara y que yo bajaría del auto y caminaría toda esa calle así vestida. Que mientras tanto ella me miraría desde el coche. Ella lanzó un suspiro como de desgano y mi excitación por ...
... nada se va al caño. Me levanté la falda y le mostré mi erección debajo de la tanga. Ella me acarició y dijo que estaba bien que fuéramos pero que le parecía muy arriesgado. Eran cerca de las once de la noche, yo advertí que no habría gente y que sería excitante. Ella se sacó la pantaleta y el bra. No resistí y acaricié sus tetas que siempre me gustaron mucho. Subimos al coche y en cuanto arrancamos me subí la falda y me acaricié el cuerpo lentamente. Ella comenzó aunque a ritmo lento a excitarse también. Le indiqué el camino, no era muy lejano. Para mayor suerte, parte del alumbrado público estaba apagado o fundido. Le dije donde estacionar. Ella lo hizo y le pedí que apagara las luces del coche. Miré para atrás y para adelante. -Éste es un lugar perfecto, podré caminar hasta la esquina, tu vigilarás que nadie venga. Si alguien lo hace tocas el claxon así podré esconderme o por lo menos disimular. Abrí la puerta y sentí como la adrenalina invadía mi cuerpo. Ella sonrió. Cerré la puerta con suavidad para no hacer mucho ruido. Caminé. Llegué a la esquina y la excitación hizo que sintiera sangre en todo el cuerpo. Estando allí, me quedé un rato mirando hacía la calle contigua. Regresé al coche, abrí la puerta y me quité la falda y la blusa. Mi esposa casi me gritó: !Qué haces¡ Quiero que me veas caminar así, como toda una puta. Cerré de nuevo la puerta y caminé así. En ropa interior, en verdad la sensación fue inigualable. El temor de que alguien pudiera verme me hacía temblar, ...