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El inquilino 2, continuacion
Fecha: 04/07/2021, Categorías: Infidelidad Autor: mirutalo, Fuente: SexoSinTabues
... reacción a sus palabras. Yo miré a Miguel por unos instantes preguntándome que es lo que quería decirme entre líneas. Su mirada me lo dijo todo. El grado de complicidad entre ambos era tal que sobraban las palabras. -¿No me has visto aún con tu conjunto puesto?- pregunté haciéndome la tonta. -Créeme que lo recordaría- respondió repasándome con la mirada de abajo arriba y de arriba abajo. -Tengo una idea- dije posando mi dedo índice en sus labios mandándole callar, -¿Por qué no me esperas en tu cuarto?- le sugerí insinuando que estaba dispuesta a ponérmelo para él. No hizo falta decir nada más, Miguel se incorporó de la silla como un resorte y marchó a esperarme en su cuarto. Yo en cambio corrí nerviosa e impaciente a mi dormitorio dispuesta a cambiarme y ponerme el conjunto de lencería que Miguel me había regalado excitadísima ante el pensamiento de exhibirme para él como un juguete. Un juguete sexual en este caso. Una fantasía por cumplir con el compañero ideal. Me temblaron las manos nada más desnudarme al pie de la cama matrimonial, y a poco hago una carrera mientras me enfundaba las medias. Me miré por un segundo en el espejo del dormitorio para comprobar que estaba encendidísima ante lo que estaba a punto de suceder. De hecho humedecí la braguita casi al instante tan solo de pensar en que inevitablemente acabaría masturbando una vez más a Miguel. Contemplar el momento en el que ese hombre eyaculaba entre mis dedos se había convertido en una especie de droga para ...
... mí. Una imperiosa necesidad que saciar. Me cubrí con el albornoz dispuesta a disfrutar de una nueva oportunidad y experiencia. Miguel estaba tumbado sobre la cama cuando aparecí por la puerta. -¿Te gusta?- le pregunté al tiempo que dejaba caer el albornoz en el suelo y exhibía el conjunto para él. -Caray Sandra, estas preciosas- afirmó nada más verme. Yo me giré un par de veces y caminé pavoneándome delante suyo por toda la habitación. -¿En serio crees que me favorece?- le pregunté como una tontita regocijándome de las miradas que me lanzaba. -No tienes más que ver el efecto que has provocado- dijo mirándose el bulto que crecía bajo su pantalón evidenciando una erección del quince. - Mira como me tienes. ¿No vas a hacer nada?- me preguntó retóricamente porque los dos sabíamos perfectamente lo que iba a hacer. - ¿Qué quieres que te haga?- pregunté sumisa ante cualquiera que fuera la locura que me pidiese dando a entender que estaba dispuesta a complacerlo si se mostraba sensato. Miguel me observó sopesando mis palabras dos veces. Por la forma en que me miró llegué a creer que me pediría me arrodillase a sus pies y se la mamase. La fantasía de cualquier tío. Por unos momentos dudé de si estaría dispuesta a dar ese paso si me lo pidiera y en un breve instante concluí que quien lo estaba deseando era yo misma. Algo en mi interior me pedía disfrutar del sabor más íntimo de ese hombre que tanta satisfacción lograba provocarme apenas jugando. Eso sí debía pedírmelo, o mejor dicho ...