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El inquilino 2, continuacion
Fecha: 04/07/2021, Categorías: Infidelidad Autor: mirutalo, Fuente: SexoSinTabues
... incremento de mi ritmo y sus suspiros, sus caricias fueron un poco más atrevidas, sus manos se perdieron un par de veces por debajo de la toalla recorriendo toda la longitud de mis muslos, hasta que en una de las veces alcanzó a acariciarme el culo a dos manos, acompasando el tempo con el que me clavaba los dedos en mis nalgas con el ritmo de mis manos. Noté por las palpitaciones de su polla en mi mano que estaba a punto de correrse, momento en el que por sorpresa trató de deshacerse del nudo de la toalla que cubría mi cuerpo con la intención de desnudarme. -¿Qué haces?- le pregunté molesta por su atrevimiento al tratar de desnudarme. -Quiero acariciarte los pechos- musitó como si nada. --¡No!- le espeté haciéndole saber que no era de mi agrado que me viese desnuda rehaciendo el nudo que sujetaba la toalla alrededor de mi cuerpo. -Aquí solo toco yo- le recordé nuestras reglas algo molesta por su osadía. -Está bien, está bien, lo que tu mandes- respondió resignado y entendiendo que no estaba prepara para dar ese paso. Quiero recordar que durante todo este tiempo y aún con todo lo que habíamos pasado entre ambos, tan solo me había logrado ver en ropa interior pero nunca desnuda ante sus ojos. Miguel se conformó caballerosamente con acariciarme en las piernas, hasta que al poco tiempo cerró sus ojos, se recostó largo sobre la cama, y se concentró en sus sensaciones hasta terminar eyaculando como un toro en mis manos. -¿Ya?- le pregunté mientras exprimía las últimas gotas de ese ...
... pene que perdía vigor entre mis manos por momentos. -Ya- pronunció una vez recuperó el aliento. Yo me incorporé como en otras veces al baño por papel para que no manchase nada. -Gracias Sandra- interrumpió el silencio reinante mientras lo limpiaba con el papel higiénico del baño. -No hay de que tontorrón. Sabes que me encanta- le respondí poniendo aún más mimo si cabe en la limpieza de su polla. -¿Y tú?- me preguntó insidioso. -Yo ya tendré mi recompensa- le repliqué zanjando el asunto. ¡Y vaya si tuve mi recompensa!. Esa misma noche tuve unas ganas locas por hacer el amor con mi marido. Era de madrugada, no podía dormir, y desperté a mi esposo. Comencé a acariciarle su pollita por encima del pantalón del pijama como sé que le gusta. -¿Qué quieres a estas horas de la noche?- preguntó mi marido todavía entre sueños mientras se dejaba acariciar a pesar a sus reticencias por la hora y preocupado por su descanso. Yo no le dije nada pero continué acariciándolo. Él, por supuesto como siempre se dejaba hacer. No tardé nada en lograr una buena erección de mi esposo. Se la puse lo suficientemente dura como para acomodarme encima suyo a horcajadas similar a como estuviera con Miguel en esa misma tarde para ignorancia de mi esposo. Solo que esta vez guié yo misma la polla de mi esposo hasta mi coñito y comencé a cabalgarlo. Por la posición en que nos sobrevino el momento yo quedaba de frente a la puerta del cuarto y mi esposo de espaldas. No sabría describir la sensación que me inundaba ...