El inquilino 2, continuacion
Fecha: 04/07/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: mirutalo, Fuente: SexoSinTabues
... en esos momentos, pero era como un extraño orgullo al ser penetrada por mi esposo. En esos momentos tenía claro que era el único hombre por el que me podía dejar penetrar en mi vida. Me prometí cabalgando a mi esposo que lo sucedido con Miguel en todo este tiempo había sido maravilloso, que incluso lo masturbaría unas cuantas veces más porque era sano y no lo consideraba infidelidad, pero que por encima de todo yo amaba a mi esposo. Traté de contenerme en mis jadeos, y aún con todo me alertaron unos ruidos tras la puerta del dormitorio. No lo pude ver claro dada la semioscuridad de la casa a esas horas, pero se me hizo evidente la presencia de Miguel observándonos a mi marido y a mi hacer el amor del otro lado de la puerta. El característico movimiento de una mano masturbándose en la sombra lo delató. En un principio estuve por decirle algo a mi marido, pero este permanecía con los ojos cerrados concentrado en el placer que le proporcionaba. Así que cabalgué a mi esposo unas cuantas veces sin dejar de mirar hacia la puerta tratando de adivinar más cosas. No lo podía ver pero intuía que Miguel estaba allí espiándonos. Me sorprendió que permaneciese tanto tiempo tras la puerta observándonos. No era propio de una persona educada y respetuosa, por eso me pregunté que podía retenerlo tan embobado. Entonces caí en la cuenta, por primera vez en todo este tiempo me estaba viendo los pechos desnudos. Me gustó saber que le agradaba tanto lo que veía. Quise ser algo malota, y por eso ...
... comencé a acariciarme y a exagerar el vaivén de estos al botar sobre el cuerpo de mi esposo. Juro que estaba a punto de correrme cuando noté los primeros espasmos de la polla de mi esposo en mi interior. Me salí comprobando como una segunda sacudida salpicaba mi vientre y de cómo una tercera resbalaba por entre mis piernas. -¿Ya?- le pregunté indignada a mi esposo por no haberme esperado. -Sí, cari, me ha dado mucho gusto. Lo siento- y con el “lo siento” me quedé, porque nada más decir esto se dio media vuelta y se quedó dormido. Inevitablemente comencé a acariciarme, necesitaba acabar con urgencia lo que había comenzado. La mente quiso que comenzase imaginando momentos y situaciones maravillosas entre mi esposo y yo, pero conforme con más intensidad machacaba mi clítoris con más frecuencia me venían a la cabeza ciertas imágenes vividas con Miguel. Miguel, ¿qué estará haciendo en su cama ahora?. Llegué a pensar en él y en lo que podía estar haciendo en esos momentos. Una duda que debía aclarar comenzó a torturar mis pensamientos: “¿Se habría corrido mientras nos veía?”. No pude más, tenía que averiguarlo. Cachonda y a medias del placer, me levanté de la cama dejando a mi marido roncando para dirigirme sigilosa hasta el cuarto de Miguel. Apenas estaba tras el marco de la puerta intenté asomarme. Me detuve dubitativa. Estaba nerviosa, sudaba, y me cuestionaba un montón de preguntas. Hice un segundo intento por asomar la cabeza hasta alcanzar a ver la posición de Miguel en su ...