1. En la sala ¡Con mi madre en casa!


    Fecha: 08/07/2021, Categorías: Masturbación Autor: Lilqueen, Fuente: CuentoRelatos

    ... demoré un poco ahí porque me encantaba ver su rostro inundado de placer. Yo estaba muy excitada y él lo notó, porque hasta ese momento nunca lo había visto disfrutar tanto. Su cara estaba roja como tomate, me miraba a los ojos y a ratos cerraba sus ojos de placer, mordiéndose los labios.
    
    Yo ya no aguantaba las ganas y eso tenía que ser rápido, si no quería que mi madre bajara y nos cortara el momento, así que me incorporé, me levanté la falta, me corrí el hilo a un lado y me senté de espaldas sobre ese pito tan grande y duro. Cada vez que caía en él, mi placer aumentaba, estaba extasiada, veía el firmamento completo. Ale pasaba sus manos hacia adelante para tocar mis tetas y mi cuerpo, yo colocaba mis manos sobre las de él haciendo cada vez más presión y me movía como una puta, de arriba a abajo y en círculos.
    
    De repente, Alejandro me levantó y salvajemente me tiró al sofá, abrió mis piernas y empezó a penetrarme, primero tanteando y luego más rápido con cada embestida. Yo estaba tan excitada que salió un gran gemido, por lo que Ale metió sus dedos en mi boca y con la otra mano tocaba mis senos, mientras yo masajeaba mi clítoris. Con cada embestida me ...
    ... retorcía de placer. Me corrí tantas veces que no pude contarlas, los orgasmos eran uno tras otro, cada vez más fuertes. La cara de Alejandro lo decía todo, él estaba igual de extasiado que yo. Cuando parecía que ya iba a correrme, Ale me pidió que esperara un poco, que ya él iba a venirse. Yo estaba que agonizaba. Era la tortura más placentera de mi vida. Me retorcía, clavaba mis uñas en sus muslos y finalmente él se vino dentro de mí y mis jugos corrieron. Pude sentir esa mezcla caliente dentro de mí y ver la cara de mi hombre al llegarse fue una experiencia majestuosa. Él se quedó adentro de mí, unos minutos y yo no quería que saliera nunca. Sentíamos nuestra respiración agitada, nos sumergimos en un abrazo, un beso de enamorados y finalmente nos incorporamos.
    
    Después de eso, Ale estaba más cariñoso que nunca, no lo podía creer y me miraba con más amor que nunca. Pasamos el resto de la noche hablando de otras cosas, riéndonos como tontos de cualquier cosa, viendo vídeos, comimos y hasta nos tomamos un par de fotos. Quien las viera, jamás iba a imaginar que antes de esas fotografías nos habíamos dado tanto placer en la sala de mi casa ¡Con mi madre en casa! 
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