50 AÑOS
Fecha: 11/07/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: dulces.placeres, Fuente: SexoSinTabues
... Laura llegara a los cincuenta años no pediría nada, o tal vez si… Los siguientes seis meses transcurrieron en una mezcla de sentimientos, ver a Laura en una tarde lluviosa meciéndose en el sillón al lado de la ventana, haciendo dormir pacientemente a nuestro pequeño nieto, en una imagen tan maternal, tan de abuela prematura, contrastaba con el recuerdo a flor de piel de esa hembra embravecida, esa terrible puta sedienta se sexo, con curvas de infarto que había descubierto esa tarde junto a nuestra vecina, era tan incontrastable, era como si fueran dos mujeres en una, sin dudas el cerebro femenino es un complicado laberinto que los hombres nunca podremos entender. Ambos sabíamos que ese trío no volvería a repetirse, que había sido solo un obsequio, no hablábamos mucho del tema, tal vez solo lo suficiente para estimularnos ante un noche de sexo, y esa locura había afianzado la confianza mutua, como si acaso hubiera sido necesario. A fines del año pasado, la abuelita, como solía decirle, llegaba a sus cincuenta, a fines de la primavera, pero con un calor insoportable más propio del verano, Laura estaba rozagante, bronceada y había llevado sus cabellos a un rubio claro, sus enormes ojos verdes, una mujer exquisita. Como la conocía demasiado bien y sabía que ella no pediría nada, es que nunca pedía nada, decidí por mi cuenta regalarle un fin de semana a solas en Villa Juncadella, un pueblo a unos doscientos kilómetros de donde vivimos, elegí ese lugar especialmente porque era ...
... su sitio natal y alguna vez había tenido parientes ahí, y hacía muchos años que no lo visitábamos y seguramente estaría muy cambiado. Elegí por Internet un excelente complejo hotelero cuya construcción databa de no más de cinco años, se veía todo muy ‘primer mundo’, en realidad eran como pequeños apart individuales y privados, con sectores comunes y estaba seguro que a Laura le encantaría, los dos a solas, sin preocupaciones, solo disfrutar. Así preparamos un par de bolsos y partimos hacia Villa Juncadella, y lo que alguna vez había sido una pequeña villa, hoy era una imponente ciudad. El lugar era mejor de lo que las fotos de la web me habían dejado imaginar, mientras estábamos en la admisión haciendo las registraciones, pude ver a un costado un amplio parque con una enorme piscina de natación donde el bullicio de los huéspedes que la disfrutaban llamaba mi atención, el calor era insoportable a no ser por el aire acondicionado, y esa piscina se me hizo demasiado antojadiza a primera vista. Minutos más tarde acomodábamos las cosas personales en el apart, tenía un pequeño estar con desayunador y dormitorio espectacular que ocupaba casi la mitad de toda la superficie, con ventanales a los cuatro puntos cardinales desde los cuales veíamos todo el entorno, con gruesos blackout para tener privacidad cuando fuera necesario, todo brillaba, todo era lujo. Fuimos a almorzar al restaurante del complejo, pedimos algo liviano puesto que a la tarde ya teníamos arreglada una visita por la ...