Las Hermanas de mi Novia IV
Fecha: 13/07/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Xander_racer2014, Fuente: SexoSinTabues
... el momento se presentara. - Espera un momento. Cerré el navegador con las fotos de Carla, y dejando mi erección a mitad me acerqué a la puerta y abrí. Parecía que tenía prisa. Venía con el pelo algo alborotado, la blusa por fuera de los pantalones y. No pude ver más, en cuanto me tuvo al alcance me plantó un beso intenso, con lengua, conocía ese tipo de beso, sabía lo que significaba, lo que quería de mí. En cuanto pude se lo devolví. Era difícil seguirla, había empezado muy fuerte sin calentar. Se empezó a desabrochar la blusa sin parar de besarme. Sin ningún botón abrochado, pero con la blusa todavía puesta, me miró a los ojos y me dijo: -Quiero desnudarme mientras me miras y te haces una paja. Era difícil mantenerle la mirada. Por aquella blusa entreabierta querían dejarse ver esas tetas que tanto me gustaban. Las conocía bien, demasiado bien. -. Quiero tu polla en cada parte de mi cuerpo. Decía mientras juntaba sus brazos al torso, inflando su canalillo, que se convirtió en el sitio más apetecible para poner mi polla, que empezaba a despertar. Ana conocía bien sus encantos, sabía cómo usarlos. -. Quiero que me hagas gritar como solo tú sabes. No necesité más para agarrarla del brazo y llevarla a la habitación. Durante el trayecto caí en la cuenta de que, por su aspecto, acababa de tener sexo con su novio. Al principio me causó rechazo, pero me di cuenta de que si estaba allí era porque no había quedado satisfecha, y yo estaba dispuesto a darlo todo para que sí lo ...
... estuviera. Ya en la habitación me empujó hacia mi sillón, me desnudó rápidamente, dejando mi miembro a la vista y retrocedió unos pasos. Comenzó a desnudarse, muy poco a poco, acariciándose las partes donde ya no había ropa. No perdía de vista mi pene, quería ver cómo crecía y se ponía duro admirando su cuerpo. Aquella visión la motivaba para seguir contoneándose. Cuando estuvo en sujetador y braguitas no pude resistirme más y me lancé hacia ella. Le besé la parte visible de sus pechos mientras le quitaba los tirantes del sujetador, colocando mi cuerpo muy cerca del suyo, para que sintiera mi polla dura en su vientre. -Eso que me has dicho al entrar te lo habías preparado, ¿no? -Le dije al oído, divertido. Ella asintió, riéndose algo avergonzada. Sin tirantes, pero con el sujetador aun puesto ocultando sus pezones, la forcé a ponerse de rodillas, junto al armario, para que me hiciera una felación. A través de mis gestos entendió que quería que no usará las manos, y que sería yo el que la metería. Le follé la boca lentamente hasta donde le permitía su garganta. Se puso tan cachonda que empezó a gemir como si la estuviera masturbando y empezó a salivar. Cuando su boca no pudo contenerla, la saliva se deslizaba por su mentón y caía en sus pechos. En tres ocasiones la dejé respirar, tres ocasiones en las que me mantuvo la mirada, su conocida mirada inocente, temiendo el momento en el que volvería a llenarle la boca. Al cuarto descanso, se incorporó, me condujo de nuevo al sillón. Ana ...