1. La reeducación de Areana (10)


    Fecha: 09/08/2021, Categorías: Voyerismo Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... nombre?
    
    -Marta… y sí, me gusta la nena… ¿Está mal?
    
    -Al contrario… -respondió Elena.
    
    -Ah, qué bien…
    
    -Voy a ser directa, Marta… La nena está a su disposición…
    
    La mujer abrió desmesuradamente los ojos e hizo una pausa para reponerse: -¿A mi disposición?... ¿Qué quiere decir eso?... –preguntó sin poder creer lo que tal afirmación significaba.
    
    -Eso quiere decir que puede venir a casa a buscarla y echarse en la cama con la nena.
    
    La mujer tragó saliva, asombrada y al límite de su capacidad de comprensión. Pensó un momento y dijo:
    
    -Escuche, no quiero saber nada con prostitución de menores… con eso de la trata y…
    
    -Tranquila, querida… No es nada de eso, ni prostitución ni trata… Areanita está muy a gusto y la va a recibir muy dichosa de poder revolcarse con usted.
    
    La librera estaba muy confundida pero a la vez excitada ante la posibilidad de un encuentro sexual con una jovencita tan atractiva.
    
    -Bueno, no sé… Dígame cómo…
    
    -Vamos a hacer lo siguiente, Marta. Hoy mismo le voy a mandar a Areana, solita, para que ella termine de explicarle su situación y usted se convenza de que no hay ni prostitución ni trata ni nada delictivo, sino otra cosa muy excitante por cierto…
    
    Marta movió la cabeza de un lado al otro varias veces, como tratando de asumir y aceptar lo que esa mujer le había dicho:
    
    -Oiga, me gustan las mujeres, soy lesbiana y esa chica me voló la cabeza en cuanto la vi, pero espero que no se trate de algo…
    
    -Tranquilícese, Marta. En un rato ...
    ... le mando a la pendeja.
    
    Efectivamente, poco después Areana ingresaba en el local, previamente adoctrinada por Elena.
    
    -Hola, señora… -saludó.
    
    -Ay, hola, tesorito… -contestó la librera, estremecida ante la presencia de la muy apetecible niña, que vestía su uniforme de colegiala.
    
    -Acercate, bebota… -dijo Marta al ver que la jovencita se había detenido apenas traspasada la puerta y permanecía inmóvil, con la cabeza gacha, las piernas juntas y las manos atrás.
    
    -Sí, señora… -murmuró la niña y se arrimó al mostrador.
    
    -¿Puedo hablar, señora? –preguntó cumpliendo a rajatabla lo que le había sido enseñado en materia de modales.
    
    -¡Claro, bebé, hablá!... Esa señora me dijo que ibas a venir a explicarme algo…
    
    -La señora Elena…
    
    -Ah, bueno, sí… Contame, explicame… -pidió la librera cada vez más ansiosa y enseguida agregó:
    
    -Vamos a hacer una cosa, tesorito. Yo cierro el local y así hablamos tranquilas.
    
    Y una vez con la persiana baja Areana le explicó detalladamente su situación en manos de Amalia a la mujer, que siguió el relato con una expresión de fascinada sorpresa dibujada en su rostro. Finalmente quiso abrazar a la niña y amagó con besarla, pero Areana retrocedió:
    
    -No estoy autorizada a dejarme hacer algo ahora, señora… Tiene que hablar con la señora Amalia… Anote su número de teléfono, por favor…
    
    La mujer se mordió los labios y dijo mientras, resignada, volvía a levantar la persiana del local:
    
    -Ya lo anoto y enseguida la voy a llamar, porque me ...
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