1. mi esposo y su hermano, que mas puedo pedir?


    Fecha: 15/10/2019, Categorías: Tabú Tus Relatos Autor: casadaperoputa, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... queriendo tragarse mi concha, mis labios vaginales, mordía goloso mi clítoris, yo estaba a punto de explotar, hasta que, con la lengua me masturbó, siempre sin dejar de manosearme delicioso las tetas y pronto vino mi primer orgasmo, profundo, eléctrico, divino. Volví a soltar un sonido de placer, esta vez un mugido ronco acompañado de mi cuerpo arqueándose, poniéndose tenso hasta en el último músculo, fue un orgasmo divino, morboso, lleno de lujuria, lo había tenido gracias a mi cuñado, era el hermano de mi esposo quien me lo produjo.
    De allí mi cuñado subió de nuevo besándome el vientre, lamiendo mi estómago, impregnándome de mis jugos. Llegó de nuevo a los senos y claro que volvió a chuparlos, noté como su cuerpo se arqueaba, ya sabía para que. Abrí las piernas a sabiendas de lo que hacía, consciente (¿o no?) de lo que seguía. Pronto sentí su duro pene rozando mi sensible clítoris, estaba deseosa de ser penetrada, de sentirlo entrar. Se tardó una eternidad, así lo sentí, rozaba con su palo la entrada, se mojaba con mis jugos, hasta que yo misma empecé a maniobrar mi cadera para hacerlo entrar. Fue un alivio divino. Sentí como una lanza ardiente entraba en mí ser. Me quemaba de placer. Sentí que era más grande y más grueso que el de Fernando. Lo metió hasta el fondo y lo dejó inmóvil unos segundos. Así sentí con sumo placer su grosor, su textura. Comenzó a bombearme, con profundidad, como si quisiera traspasarme, sentí un infinito placer. Respiraba sobre mí y yo soltaba ...
    ... gemidos suaves de placer. Se levantó sobre si para tomar en sus manos mis tetas. Las amasaba, se agachaba a lamerlas, era todo un macho sobre mi cuerpo, haciéndome suya. Así estuvo un buen rato, hasta que ya mas decidida lo abracé para rodarnos y quedar sobre él. Cuando allí estuvo comencé a cabalgarlo. Me metía lo más profundo que podía ese gran palo, a veces suavemente, a veces acelerando. Él no cabía en su placer, chupaba mis pezones, mallugaba mis tetas, apretaba mis glúteos, alcanzaba a meter un dedo en mi ano. Era todo un semental.
    Luego de tenerlo así un rato fue que me incliné más hacia arriba. Mientras lo cabalgaba, en ángulo de 90° mi rostro quedó a la altura de la cama. Sin querer volteé a un lado y allí estaba: Fernando dormido, boca abajo aunque noté que en otra posición de su cuerpo. Ebrio, inocente, ajeno a mi infidelidad, ajeno a que su mujer estaba cogiendo con su hermano. Me sentí como la peor mujer del mundo, la perra más grande del mundo, como una puta, pero contrario a lo que cualquiera habría hecho, eso me excitó aún más, la sensación de ser descubierta, el atrevimiento de hacerlo con el hermano de mi esposo, junto a él, fue una sensación que se añadió en ese momento.
    Tras la cabalgada exquisita, César me movió para que bajara, allí vi su pene duro, rígido, enorme. Lo tomé en mi mano y sin más comencé a mamarlo. Sabía a mis jugos, algo que con mi marido nunca he podido hacer, porque siempre me ha desagradado el sabor de una vagina. Pero allí era distinto, ...
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