MI EXIGENTE PROFESOR PARTICULAR - Relatos Eróticos

MI EXIGENTE PROFESOR PARTICULAR

Como me iba mal en matemáticas mis padres me pusieron un profesor particular. Era un hombre mayor de unos 50 años, ya no hacía clases en colegio, había ejercido durante mucho tiempo y ahora se dedicaba a otra cosa. No era especialmente atractivo, aunque tampoco era un adefesio.
3 veces a la semana estaba en mi casa por más de una hora, enseñaba bien, lo cual se vio reflejado en la próxima prueba donde mis notas mejoraron de manera evidente. Hacia el fin de año hacía mucho calor, por lo que yo me ponía un pequeño pantalón corto y nada más. Mamá me regañaba, me decía que estaba faltando el respeto al profesor, pero el profesor no le daba importancia, todo lo contrario, cuando mamá nos dejaba solos en mi habitación para que estudiáramos tranquilos, el profesor se sentaba muy junto a mí y mientras yo hacía los ejercicios él me hacía masajes en el cuello, en la espalda. Una de esas ocasiones el profesor comenzó a masajear mis espalda y bajó acariciándome hasta el comienzo de mis nalgas, yo no decía nada, pero me gustaba que hiciera eso, luego sus manos comenzaron a tocar mi estómago, pasó la mano sobre mi bulto y empezó a acariciar mis piernas, eso me puso muy caliente, a mis 15 años era virgen, ni una mujer ni menos un hombre me había tocado como lo estaba haciendo mi profesor. Sentí que metía sus manos entre mi pantalón corto, no llevaba puesto calzoncillo, me tocó el pene que se puso duro casi de inmediato. Yo mientras trataba de hacer los ejercicios gemía, estaba mojado, ...

... caliente. El profesor me estaba masturbando, besaba mi cuello, yo no pude más y me corrí con un gran gemido, él sacó la mano de mi pantalón, estaba empapada en mi semen, se la llevó a la boca y chupó los restos. Como si nada hubiese ocurrido, corrigió mis ejercicios, luego miró su reloj y me dijo que había terminado la clase, me hizo anotar otros tanto ejercicios en mi cuaderno que iba a corregir la próxima clase, se puso el sombrero y salió de mi habitación.
El día de mi clase privada llegó, la esperaba con ansias, me puse mi pantalón corto, sin nada debajo y en mi habitación hice los ejercicios. El profesor llegó, lo hizo pasar papá, ese día mamá había comentado que estaría hasta tarde en su oficina, así es que papá, que llegaba temprano se encargaba de hacer sentir cómodo al profesor ofreciéndole un café o cualquier cosa mientras me enseñaba. El profesor se  sentó junto a mí, yo  lo único que quería es que  empezara a meterme mano por donde se le antojara, pero el profesor corregía uno a uno los ejercicios, parecía que se demoraba más de la cuenta a propósito, yo no podía más de caliente, me apegué a él y restregué mi pierna con la suya, lo miraba desesperado, no aguantando ese calor que cubría todo mi cuerpo. Una vez hubo terminado de corregir y explicando los errores que había cometido, me dio una nueva lista de ejercicios, poniendo énfasis en la fórmulas que debía usar para la solución de cada uno de ellos. Empecé a trabajar, pero no me concentraba quería que el profesor ...