1. El culo de la familia 2


    Fecha: 24/10/2019, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: 80myka@gmail.com, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Hola otra vez. Tras haberse ido mi papá de la casa, ya no podíamos verlo y sólo lo busqué hasta después de mis quince años. 
    Por el momento, me voy a brincar unos años de putería para poder cerrar la historia de mi padre, el cual ya falleció.
    Toda mi infancia no pude ver a mi papá a solas, cuando nos visitaba siempre estaban mi mamá o mis hermanos mayores. Repito soy la más pequeña de los seis. Así que al salir de secundaria tras cumplir quince años lo busqué en su casa. Ya para ese entonces yo había cogido con dos tíos, dos de mis hermanos, dos cuñados, un maestro y un par de amigos.
    Regresando a mi visita, yo quería saber por qué le había gustado mi culo. Y fui a verlo. Llegué y se sorprendió al verme, el destino estuvo a mi favor porque un día antes mis abuelos se habían ido de visita a San Luis y mi padre estaba sólo.
    Me abrazó y me dijo que si quería una soda, acepté y fuimos a la tienda, donde me presumió con sus vecinos. Cabe decir que siempre he sido gordita pero bien proporcionada, con piernas gruesas, buenas pompas, tetas grandes y sobre todo como siempre ando caliente mis feromonas atraen las vergas como miel a las abejas.
    Ya de regreso de la tienda, mi papá me dice que si ya comí o que si quiero algo, que pida lo que quiera. Yo me sonrio y le digo que se me antoja todo, a lo que el responde que siempre he sido su hija favorita y que su princesa puede pedir lo que sea. Aunque apenas era la 1 de la tarde, mi papá ya andaba algo tomado. Siempre fue un ...
    ... alcohólico.
    Decidí tomarme mi tiempo y le digo que puedo preparar algo para los dos y me voy a la cocina. Aunque la cocina de mi abuela era amplia y fresca, yo me abro el escote de la blusa diciendo que tengo calor y papá solamente se sonríe pero no deja de ver mis tetas que se excitan ante su mirada y mis grandes pezones se paran y se notan a través del brasier.
    Yo traía un blusón y mallas, que eran mi vestuario favorito porque las mallas dejaban ver mis piernas, nalgas y mi panocha se marcaba muy bien. Termino de cocinar y le sirvo, extendiéndome y parando mis nalgas o rozando su brazo con mis tetas según por accidente, al pasarle el salero o tomar una tortilla. Cuando tiró el agua sin querer en mis piernas, le digo que está muy helada y cala. Papá me dice que me las quite para que se sequen, al cabo estamos en la casa y nadie me va a ver (claro, excepto él). Inmediatamente las bajo y cuando las tenía en las rodillas le digo que me ayude porque se me enredan en los pies. El mueve su silla y se acerca a la mía, se agacha, me da un beso en ambas piernas y me saca lentamente primero una y luego la otra. Aprovechando mis piernas abiertas para darle un vistazo a mi burrita. Eso me calienta, eso y ver el bulto que se le hacía en el pantalón. Extiende mis mallas en su silla y según el se las pone en los hombros para hacerme al caballito. Nos reímos y seguimos comiendo. Cuando recogí la mesa y estábamos lavando los trastes el mismo buscaba rozarme mis pechos o restregar su verga en mi ...
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