Sexo a la vuelta de la escuela
Fecha: 19/11/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: hellydoiloz120, Fuente: SexoSinTabues
... molestarme cuando yo le daba de manasos, en lugar de darme miedo sus acosos, me divertía mucho con sus reacciones, sobre todo cuando lo veía todo excitado y frustrado, sin la más mínima oportunidad de tomarme pues yo estaba confiada de que no pasaría a más, ya que al ser amigo de dos de mis primos, no se atrevería a hacerme algo más que molestarme, pero… qué equivocada estaba. Un día llovió muy fuerte mientras yo estaba en la escuela, por esa razón el transporte estaba bien pesado y lento, y aunque ya había dejado de llover, llegué hasta las doce de la noche. Por mi colonia ya casi no había gente en la calle, los negocios ya habían cerrado, incluyendo la tienda de abarrotes del puente, el cual subí sin problemas, pero al ir bajando las escaleras me percaté que abajo y frente a la tienda, estaba Juan Carlos bebiendo cervezas con dos de sus amigos. Yo aceleré el paso para que no se dieran cuenta de mi presencia pero Juan Carlos me vio y me interceptó, me dijo que si no quería chupar con ellos, le contesté que no y traté de seguir pero él me impidió el paso y me dijo que solo los acompañara un ratito, nuevamente le contesté que no y que tenía prisa. Entonces me dijo con voz resignada “Bueno, está bien…”, hizo como que me dejaba pasar pero de pronto con un brazo me tomó de la cintura y con su otra mano me tapó la boca, yo traté de gritar pero no pude, con todas sus fuerzas me arrastró hasta adentro de la calle, sus amigos nos seguían tratando de agarrarme de las piernas pero yo ...
... los pateaba sin eficacia. Realmente me sentía aterrada, la parte de la calle donde me llevaron estaba muy obscura y solitaria, y me sentía indefensa al percatarme de que nadie podría venir a ayudarme en ese lugar tan escondido. Me llevaron hasta donde habían unas jardineras que nos escondían aún más. Cuando llegamos, los dos amigos ahora sí pudieron agarrarme las piernas, incluso metían sus manos bajo mi falda y mi calzón para sobarme con fuerza mi concha. En eso Juan Carlos le dijo que él iba primero. Uno de sus amigos se le acercó para tomar su lugar y mantenerme sujetada y con la boca tapada, pero cuando hacían el cambio yo aproveché y solté un grito de auxilio, en ese momento Juan Carlos me dio un golpe en la cara y me amenazó con madrearme, o sea, darme una golpiza hasta dejarme tirada si volvía a gritar. Eso me dio más miedo y me quedé callada. Su amigo se puso frente a mí, metió sus brazos bajo los míos, me jaló hacia él, me dio un beso en la boca y con sus palmas en mi espalda me fue empujando hacia abajo hasta que mi cara quedó en su panza y mi trasero algo levantado a merced de esos hombres. Tardé unos segundos así, supongo que en ese tiempo Juan Carlos estaba bajándose su pantalón y sacando su verga. Luego sentí sus dedos fríos tomar mi calzón para bajármelos, la humedad del arbusto y de las goteras de la marquesina de la casa me tenían ya bien empapada a pesar de que yo me había cuidado de no mojarme en el trayecto. Mi calzón cayó sobre mis zapatos y mis calcetas ...