El nuevo entrenador
Fecha: 16/06/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: thescreamline, Fuente: CuentoRelatos
... empapado - anunció Bruno, como si no fuera obvio. - Vemos si aparece alguien más y ahí decidimos.
- Perfecto - asentí.
Mientras se marchaba, volví a ver la lluvia caer sintiendo una suerte de déjà vu. Exceptuando que el recuerdo que revivía no tenía a la lluvia como protagonista y yo no era el entrenador encargado.
Pero sucedió cuando nos encontrábamos solos, en uno de esos extraños días en donde todos deciden al mismo tiempo no ir a entrenar. Así que durante una hora, tuvimos el gimnasio a nuestra disposición bajo el mando de Edgardo.
Edgardo, que como entrenador era buen comerciante, nos indicó cómo era el WOD del día y se dedicó a jugar con su teléfono.
Yo no era partidario de darme una ducha en el propio gimnasio después de entrenar, pero como ese día estaba solo con Bruno y hacer perder el tiempo a Edgardo era una de mis pasiones ocultas, decidí que era una buena alternativa.
- Creo que porque fuimos dos, no sacó la artillería pesada - analizó Bruno, cuando entramos en el vestuario. - No sé si te diste cuenta que no nos dio el WOD que estaba en la pizarra.
- Me di cuenta - le contesté. - En especial porque era un entrenamiento para hacer en tríos y sólo éramos dos.
Bruno se rio y me dio un puñetazo en la espalda por reírse de mi broma. Esta era una costumbre que no se le quitaba nunca. Como al parecer él no era de los que sabían reírse, o la risa de por sí le resultaba un acto tan extraordinario, que al sentirla tenía el impulso de golpear a ...
... alguien. Como suelo ser el gracioso, generalmente soy el receptor de los golpes.
Y ni siquiera fue un buen chiste.
Me quité la remera repleta de transpiración mientras me dirigía hacia el cubículo de la ducha.
El vestuario estaba pintado de un tono azul muy poderoso. Como Edgardo no se destacaba por su ingenio creativo ni sus conocimientos de diversidad sexual, pintó el baño de hombres de azul y el de mujeres de un rosa flúor. Siempre sospeché que, más que marcar a ambos sexos, la contraposición entre el azul depresivo y el rosa incandescente, mostraba en realidad la bipolaridad de Edgardo. Pero al parecer las personas se ofenden cuando les hacen esta clase de análisis.
Entró en el cubículo y abrí la ducha de agua caliente para regular con la fría, mientras me desnudé por completo dejando mi ropa en los pequeños colgadores detrás de la puerta. No había llevado un juego para cambiarme, así que me tendría que volver a poner las mismas prendas transpiradas.
La ducha en el cubículo contiguo al mío se abrió y sólo fuimos acompañados por la música de fondo que sonaba en el gimnasio.
Era lo bueno de Bruno. No era un sujeto que hablara para matar los silencios. Más bien parecía cómodo en ellos y, en lo particular, no me molestaba en lo más mínimo. Había mucho halo de misterio alrededor de su persona y pese a que entrenábamos juntos hacía más de un año y hemos frecuentado en diversos eventos sociales con el grupo de entrenamiento, poco se sabía en realidad de él.
Sabía ...