Por fin se hizo la machaca con Hilario.
Fecha: 26/12/2019,
Categorías:
Confesiones
Tus Relatos
Autor: PPTon, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Alternando con “el grillo” seguí con Hilario con la misma práctica en el pesebre, como lo veníamos haciendo últimamente. Tuvieron que pasar varias sesiones para que le perdiera el miedo al tamaño de su verga, aunque lo deseaba intensamente, todavía no lograba vencer el miedo a lo que pudiera pasar a mi salud si ingiriera su semen en una mamada. La cogida o cochada como le decían por allá si se hizo.
Varias veces Hilario había insistido en hacerme algo diferente, decía, pero me había estado resistiendo porque “lo tienes muy grande” le decía. Hasta que por fin llegó el día en que, con la promesa de no hacerme daño, me convenció para que me cogiera por el culo.
Fue luego de la jalada, como ya era costumbre, quedé con las manos totalmente embarradas con su esperma, al igual que quedó su pito. Le pedí que me bajara el pantalón y lo que traía en las manos me los restregué en el mero agujero y su alrededor. Me di la vuelta quedando de espaldas a él que aún permanecía sentado en el tronco y tomando aquel gran miembro, me lo acomodé en la puerta de mi hoyo empujado un poco.
Por su posición, él no podía hacer mucho movimiento, yo era el que comandaba la tarea con la delicadeza que se ameritaba. Con la verga en mis manos, con suavidad hice varios movimientos hacia arriba y hacia abajo, en cada uno de los cuales, la cabeza iba penetrando cada vez más. Con el esperma que tenia tanto en mi hoyito con en su pene, éste siguió penetrando suavemente, sentía como se iba abriendo conforme ...
... se iba metiendo, ahora si muy sabrosa verga.
A pesar del placer de tenerla adentro, no soporté más de la mitad, quería darme un sentón para que entrara toda, pero el solo pensar que me podría romper algo, me detuvo.
-Hasta ahí eh- le advertí y luego la saqué para empinarme apoyándome en el tronco al mismo tiempo que él se colocaba tras de mi. Cuando lo saqué tuve la sensación de que estaba saliendo un metro de carne caliente y resbalosa, eso me provocó un máximo placer a la vez de cierto temor pensando qué pasará cuando ese metro se vaya para adentro.
Por la suavidad con la que me lo fue metiendo, creo que también Hilario temía hacerme daño. Me lo fue metiendo poco a poco hasta llegar a la mitad, luego lo fue sacando suavemente hasta quedar fuera para volver con otra arremetida igual de suave. Conforme se iban repitiendo aquellas divinas e inolvidables metidas y sacadas, crecían de velocidad y constancia provocándome una inmensa satisfacción.
Luego de darme por un buen tiempo ese exclusivo placer de los dioses, metiendo y sacando, como quedamos, sólo la mitad de ese caliente rollo de carne, de pronto emite un gemido y lo saca casi totalmente de mi humanidad para luego volver a meterlo con ansiedad acompañado de la rica y caliente leche que arrojó, ahora si, totalmente dentro de mi recto. Era tanto el placer que, seguro estoy, ambos lamentamos la limitación que nos habíamos impuesto, porque con vehemencia deseábamos que esa verga tan rica y abundante, entrara completita, ...