EN EL CIBER CAFE
Fecha: 27/12/2019,
Categorías:
Gays
Tus Relatos
Autor: Mauricio Adalid Campos Navarrete, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... serán unos minutos.
Entré al local seguido por Alberto. Como no era aún tiempo de recibir clientes, por lo temprano de la hora, le pedí que cerrara la puerta. Hacia la calle tenemos un ventanal que está cubierto por una persiana de acrílico. Una escalera conduce al nivel superior, donde está mi oficina, pero me coloqué en la mesa de control, que está al pie de la escalera. Alberto se sentó en los primeros escalones, volteado hacia mí.
- Le sabe usted mucho a lo de las computadoras, verdad?
- Pues la necesidad me ha obligado. Tanto por mi trabajo como para atender bien a los clientes del ciber.
Al tener esta conversación, tuve que voltear hacia él y por lo holgado de la bermuda, tuve una hermosa e inquietante visión de sus piernas y de sus genitales, pues ¡no traía ropa interior! Sentí que mi pulso se aceleraba, que mi corazón latía muy fuerte y, aunque disimulé lo mejor que pude, la atracción hacia ese espectáculo me hacía volver la vista con frecuencia, sin que aparentemente Alberto se percatara de la situación.
Ya encendido el equipo servidor, active el reproductor de música, seleccionando el género instrumental, que permite trabajar creando un agradable ambiente. Empecé ha realizar los cambios en el sistema, pero no podía concentrarme. Mis ojos buscaban con mayor interés ese pene que nunca había estado a mi alcance. Estaba solo con un chavo que de mucho tiempo me atraía y además tenía a la vista algo que empecé a notar que despertaba lenta pero ...
... constantemente. Veía como empezaba a engrosar su diámetro y a alargar su longitud. Llegó un momento en el que ya no pude despegar la vista al notarlo totalmente erecto y por mi parte, mi cuerpo hacía su deber y mi pene estaba sufriendo una erección pero a ritmo acelerado. Discretamente me lo moví para evitar ostentaciones.
- ¿Qué pasa profe?, comentó cuando se percató de mi movimiento que aunque traté de ser discreto, lo alcanzó a notar.
- Nada Beto, solamente me acomodé mi ropa para estar más cómodo.
- Creo que también yo debo acomodarme.
Y agarró su ya monumental erección y trató de hacerla a un lado, pero como no traía calzoncillos, ese atractivo pene regresó a su posición original.
- Beto, me siento muy inquieto y apenado contigo por esta situación. Siempre te he tratado como un buen amigo, a pesar de nuestra diferencia de edades. Te tengo confianza, pero sin querer me di cuenta desde donde estoy que tienes un buen paquete y debo reconocer que su vista me ha excitado en sobremanera.
- No se preocupe. Me di cuenta de sus miradas y en realidad sentí gusto al ver que a usted le estaba atrayendo mi cuerpo y que también se le estaba parando el pene por ver el mío.
Sus palabras me emocionaros y alentaron para dar un paso más. Me puse de pie y me acerqué a la escalera. Le extendí la mano para levantarle y acercarle a mi cuerpo. Suavemente nos unimos en un delicioso abrazo. Sentíamos nuestros enhiestos mástiles frotarse uno a otro, mientras ...