-
EN EL CIBER CAFE
Fecha: 27/12/2019, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Mauricio Adalid Campos Navarrete, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... por él mismo. Sentía como entraba y salía de mi boca, hasta llegar a mi garganta. ¡Que delicioso sentimiento y que rico sabor! Suavemente se fue recostando y se acomodó para hacer un rico 69, esa agradable posición en la que el placer es mutuo. Sentía sus labios rodeando mi pene y chupando con avidez. Trató de que entrara más profundamente y sentí que ello le producía arcadas. Lo comprendí pues acababa de confesarme que era la primera vez que estaba con un hombre. - No te la metas mucho, para que no te cause ese efecto. Hazlo poco a poco y tu mismo te darás cuenta hasta donde la puedes introducir, Beto… - No se preocupe, le voy a agarrar la onda por que estoy con usted y no hay nada que se nos compare. ¡Los dos somos hombres! Su juvenil lógica me hizo sonreír para mis adentros. Manteníamos un buen ritmo en nuestra mutua mamada, dándonos y recibiendo todo el placer posible. Cada vez era mayor el néctar que ambos expelíamos mientras nos acariciábamos mutuamente nuestros cuerpos. Empecé a jugar un poco con su ano, ensalivando mi dedo y penetrándolo suavemente, mientras sentía su anillito muy cerrado. Pero lo hacía con paciencia y poco poco empezó a ceder su resistencia y sin abusar, mantuve solamente un dedo en ese hermoso y virginal culito, sintiendo ligeras contracciones, que anunciaban su ya inminente eyaculación. - Hum! Profe. Se siente rico. ¡Me voy a venir! Uniendo la palabra a la acción, empezó a lanzar unos potentes chorros de semen, ...
... dulce, delicioso, que no quise despreciar, pero que me motivaron para también alcanzar el clímax. - Beto, yo también voy a acabar! Déjame sacártela! - NO! Démelos también a mí. Quiero recibirlos en mi boca, como usted! Y llegamos al máximo placer al mismo tiempo, mientras nuestros cuerpos se convulsionaban en una mutua entrega. Permanecimos acostados, acariciándonos y besándonos, Sus ojos cafés me miraban con cariño, mientras sus bazos me rodeaban y atraían hacia él. - Que padre, Profe! nunca pensé que fuera tan rico y placentero. No me arrepiento por lo que hemos hecho. - Y hay más cosas que podríamos hacer juntos, si tú lo deseas. Nunca debes hacer algo que no quieras o no te agrade. Con nadie, Beto. - Lo se Profe. Esto lo he hecho por mi gusto y si llegamos a hacer algo más, será también con mucho gusto. Yo aprenderé con usted, pero no por eso dejaré de ser hombre, pues solamente estaré con usted y con nadie más. Lo abracé nuevamente y le di un suave beso en los labios, agradeciéndole el grato e inolvidable placer que me dio esta tibia mañana. Nos aseamos en el baño de la oficina. Los vestimos y quedamos en volver a vernos, como ahora, en temprana hora, para entregarnos al placer. - Gracias, mi Profe. Espero que esto se repita cuando tengamos oportunidad, - Así será, Beto. Te quiero. Cuídate mucho. - Cuídese más usted, que anda siempre de viaje. Yo estaré esperando su regreso… - Gracias Beto. Que tengas ...