Putita... Vamos de viaje
Fecha: 31/12/2019,
Categorías:
Masturbación
Tus Relatos
Autor: LittaLimonada, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Desde chiquita siempre supe que me gustaba el sexo, adoraba masturbarme cuando nadie me miraba, y en muchas ocasiones lo hacía igual, aunque corriera el riesgo de que alguien me sorprendiera. No importaba. Lo único trascendental era poder sentir rico en la vagina y tener un orgasmo siempre que fuera posible.
Por fin había salido de vacaciones e iba a entrar, el próximo año, a primero básico, era emocionante. Pero antes de eso, había que hacer un viaje con la familia para ir a ver a la abuela, allá al campo, lejos de la ciudad, lejos del ruido, con muchos animales, y el resto de la familia. El viaje siempre ha sido tremendamente agotador, pero esa noche fue delicioso, ya que mi mamá se sentó en los asientos de adelante junto con mi hermana, y a mi me dejó en el asiento de atrás que da hacia la ventana. No tendría a mi madre cuidando si me masturbo o no, y el vestido que tenía puesto, favorecía que pudiera jugar. Mi sorpresa fue tremenda cuando mi mamá saluda a un viejo muy cariñosamente, y presenta a mi hermana, y luego a mi. Le comenta que somos sus hijas y que íbamos a ver a su familia. Don Pedro era un amigo de mi abuelo que yo alcanzaba a recordar muy vagamente. El bus comienza a andar y un amable señor nos ofreció mantitas, que yo acepté con mucho gusto, no solo por el frío, sino que ayudaban a que nadie me viera, mucho menos si apagaban las luces.
Don Pedro hablaba con mi mamá mientras acomodaba sus maletas en la parte superior del bus, sobre los asientos, y yo me ...
... quedaba anonadada viéndole el bulto enorme que tenía en el pantalón, me daba la impresión de que tenía el pene muy grande, eso me aterrorizaba y excitaba tremenda y simultáneamente. Jamás había visto un pene en mi vida, y me daba mucha curiosidad de saber como se ven, como se sienten, a que saben, como huelen y un largo etc. Rápidamente me tapé con la mantita, me acomode en la silla, y comencé a tocar mi vagina sobre la ropa interior, imaginándome el pene de ese viejo. Al rato el señor Pedro se sienta al lado mío y comienza a hablarme, su voz era muy ronca y a todo lo que decía, yo le sonreía. Siempre supe que a los viejos les gustaba cuando yo les daba una sonrisa, hasta que apagan las luces y comenta que hay que dormir. El asistente del bus comienza a cerrar las cortinas, y me excitaba muchísimo no haber dejado de tocar mi vagina, aún cuando el estaba casi sobre mi cerrándola, me da la impresión de que lo había notado, ya que me mira detenidamente antes de ir a cerrar la cortina de los asientos de atrás. Eso hizo que mi vagina lubricara demasiado, y la sentía mojada aún tocando sobre la ropa interior. Por eso cuando se devuelve a la cabina del conductor, yo solo cierro los ojos y con ambas manos comienzo a tocar mi vagina directamente, sintiéndola toda babosa.
Hasta que en debido momento, siento la mano de Don Pedro sobre las mías, sus manos eran muy grandes y sus dedos muy gruesos, lo siento acercarse a mi – ¿No debiera dormir, señorita? – me dice muy cerca de mi oído, su ...