1. Era viernes


    Fecha: 20/11/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Era Viernes, un día lluvioso, pero húmedo. Habíamos quedado para comer con los compañeros de la empresa, con un subcontratista, por lo tanto la motivación para que se acabara la jornada laboral era máxima.
    
    Trabajo para una empresa constructora y desde hace cinco meses estoy liada con mi jefe. Está casado y yo separada. Al principio, comenzó como una atracción sexual, con una química desbordante. En la caseta de obra las miradas y los tocamientos por su parte hacían que cada vez que lo hacíamos yo me desbordara. Hasta tres veces al día. Me toca y en mi cuerpo noto como me recorre un escalofrío, los pezones, se me ponen duros y mi sexo se humedece como nunca antes lo había hecho. Me siento mujer cuando me posee, y me corro como nunca antes lo había hecho.
    
    Ese viernes me puse un vestido cortito con unas botas camperas y unas medias de liguero; la verdad es que a mis 32 años estoy en la plenitud de mi vida; tengo una cinturita estrecha que realza mis caderas y mi culito de pera, como él me dice. Cuando habíamos tomado un par de copas y estábamos en la mitad de la comida me levante, me fui al baño y me quité las bragas. El estaba sentado a mi izquierda y con el pie por debajo de la mesa, le hice insinuaciones , para que llevara su mano hasta mi sexo; poco a poco, para que nadie se diera cuenta, comenzó a subir su mano por mi pierna, tocó las medias y le incité para que siguiera subiendo, Dios estaba empapada; la conversación seguía en la mesa, el champagne corría de copa ...
    ... en copa, al igual que mi excitación. Cada vez que podía tocaba mi sexo y mis piernas le rozaban todo lo que podía, para que nadie se enterara.
    
    Al llegar a las copas, olía a sexo, yo estaba totalmente mojada y necesitaba que me penetrara, como él sabe hacerlo, primero roza su puntita y después la mete de un solo empujón hasta dentro haciendo que mi espalda se convulsione y gima de placer. Su mirada era de deseo. Nos levantamos y comencé mi " baile de caderitas" hacia el bar que habían elegido. Al de un rato, me fui al baño y esperé a que viniera, sabía que iba a venir, mi cuerpo olía campo de batalla, estaba preparada y él lo sabía.
    
    Nada más entrar, le empujé hasta el baño, le bajé los pantalones, él me empujó contra la pared, con una mano me agarró del pelo y con la otra cogió su pene y me penetró, una y otra vez; el resto estaba fuera hablando y riendo y yo gemía y me corría de placer. Tras diez minutos de sexo en los cuales me corrí unas cuantas veces, las suficientes como para mancharle su camisa.
    
    Al de media hora le volví a esperar en el cuarto de baño de hombres, lo mismo esperé a que entrara, me levantó mi vestido y me empotró contra la pared, mientras me hacía suya; estaba muy excitada, mis pezones, estaban duros como una roca y mi sexo completamente húmedo. Estuvimos así otros diez minutos, me volví a correr y con mi sexo completamente húmedo y sin braguitas continuamos de bares.
    
    Las miradas se entrecruzaban; él sabía que necesitaba de él; sabía que estaba ...
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