1. Una noche lluviosa


    Fecha: 21/11/2017, Categorías: Incesto Autor: morboso1957, Fuente: CuentoRelatos

    El último domingo de noviembre sobre las nueve de la noche, salía del Hospital Clínico de Valencia, de visitar a mi madre. Me dirigía a buscar mi coche que lo tenía aparcado relativamente cerca cuando a mi lado oí una voz que me resultó conocida.
    
    Era una amiga de mi mujer y mía. Que bien me vienes José, ¿has venido en coche? Estamos llamando a un taxi y nos han dicho que aún tardará al menos media hora, debido a la lluvia. La verdad es que estaba cayendo bastante agua y como Amparo, este es su nombre, vivía cerca de mi casa, le dije que no me importaba llevarla. Me pidió que llevara también a su amiga que aunque vivía por la Av. Aragón, bastante cerca, con el agua que caía, llegaría empapada. Me presentó a Tere y les pedí me esperaran allí.
    
    Amparo es una amiga, de 53 años, viuda y que tenía un hijo ya casado. Es una mujer pequeña (1,60). No es guapa, pero cuando se arregla es resultona y aparenta casi diez años menos. No destaca por nada en particular, salvo por su sonrisa que le ilumina la cara. Tiene tetas y culo pequeño, como toda ella, aunque muy bien puestos y duros para los años que tiene. Nunca pensé en tener nada con ella, pero las circunstancias hicieron que surgiera.
    
    Fui a por el coche y regresé a por ellas. Se subió su amiga detrás y ella delante conmigo. En ese momento empezó a caer una tromba de agua que casi impedía ver. Llevamos a su amiga a su casa y desde allí nos dirigimos hacia el Paseo de la Alameda. Cada vez se vía de menos y ya empezaba a ...
    ... haber coches parados porque no había forma de circular. No se veía prácticamente nada.
    
    Conducía muy despacio por la falta de visibilidad. Se nos cruzó un coche y no colisionamos de milagro. Amparo pegó un grito y me pidió que parásemos hasta que amainara un poco porque tenía mucho miedo de tener un accidente. Vale, en el primer sitio que encontremos paramos, le dije,. Así lo hice y aparcando en batería en el Paseo de la Alameda. Paré el motor y nos dispusimos a esperar que la lluvia amainara.
    
    Al parar el vehículo los cristales se empañaron y Amparo me dijo que empezaba a tener frío. Puse el motor de nuevo en marcha para que funcionara el climatizador, pero me dijo que lo apagara que se desperdiciaba combustible y se contaminaba. Ya sabes que soy ecologista, me dijo.
    
    Recordé que tenía una manta de viaje en el maletero y pasé a la parte de atrás y abatiendo una parte del respaldo saqué la manta y se la di. Se tapó con ella pero seguía sintiendo frío. La verdad es que se notaba mucho la humedad y yo también empecé a tiritar. La manta no era muy grande y no daba para taparnos los dos salvo que nos acercáramos más, cosa un tanto incómoda en los asientos traseros.
    
    Le dije que si pasábamos al asiento trasero podríamos acercarnos y taparnos juntos. Me dijo que de acuerdo y así lo hicimos. Estábamos uno al lado del otro, tapados y seguía teniendo frío. Me coloqué contra la puerta del coche, pasé una pierna a lo largo del asiento y la otra en el suelo y le dije que pagara su ...
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