Nuevamente Nato... Ahora sí. - Relatos Eróticos

Nuevamente Nato... Ahora sí.

... sentir gran dolor como me lo había imaginado. Nato lo hizo con la delicadeza que ameritaba el estreno y la apertura de mi otrora pequeño agujero.
Así como lo estaba haciendo Nato, suave y lento para dentro y para afuera, era como estar en las nubes, lo menos que quería era que eso acabara, pero el clímax llegó, muy pronto para mi gusto, pero llegó: Sentí un gran torrente de caliente esperma que llenó mi colon y el poco espacio que la verga de mi ciego y potente hombre había dejado libre y parte de esa nutritiva leche se tuvo que salir por no se dónde, para irse en varios hilos tan calientes que parecían chorros de lava volcánica, por mis piernas, muslos hasta perderse en el piso.
Después de haberme echado no sé cuántos chorros de su preciado esperma, en otros tantos embates, Nato se quiso salir pero lo detuve… déjalo ahí, casi le imploré, ahí me lo dejó y un poco más adentro. Aun así, tocándolo con mi mano, noté que no alcanzó entrar todo, creo que sólo ha de haber sido un poco más de la mitad lo que entró, aunque yo sentí que me llegó hasta el mismo estómago.
Nos quedamos “pegados” un buen tiempo que ambos disfrutamos: Yo con las contracciones de mis 2 esfínteres, como tratando de exprimirle todo el semen que le podría haber quedado y él disfrutando cada apretón que le daba, decía que no podía ver el cielo, pero sí que lo sentía. Como el cuerpo no acepta extraños y la sangre debe seguir su camino, el pene fue disminuyendo paulatinamente de tamaño hasta que, ayudado por la rica lubricación del entorno, solo se salió de la cueva que gustosamente lo había recibido y mantenido bajo su cobijo.