El polvo con mi prima - Relatos Eróticos

El polvo con mi prima

... que lo vas a estar…
Le bajé también las bragas y la empecé a masturbar con dos dedos.
-¡Oooooohhh…! ¡Ooohhhhhh…! ¡Joder! ¡Síiiiii! ¡Dios! ¡Qué biennn…! -no se contenía en absoluto los gritos de placer, lo estaba gozando mucho.
Con un impulso que yo qué sé de dónde le vino, se levantó y en dos segundos la tuve comiéndome la boca mientras seguía haciéndola disfrutar con mis manualidades.
-¡Déjate ya de deditos y fóllame, cabrón! ¡Aaaaaaffffff…! ¡Fóllame!
Y cachondo perdido como estaba ya, no me hice de rogar. Ella misma me sacó la varita del pantalón e hice magia con ella entre sus piernas. Dura como una roca, fui penetrando la deliciosa, cálida y húmeda vagina de mi prima, sintiendo como sus estrechas paredes me presionaban al avanzar hacia sus entrañas.
-¡OOOHHH… ! ¡OOOHHH…! ¡OOOOOOHHHHHH…! ¡JOOODER! -chillaba sin reparos.
-Mmmmmmfff… Cómo te quiero, primita mía… Pffffff… Cómo me pones…
-Hazme tu mujer, mi amor… Oooooohhh… QUIERO SENTIRTE EN EL FONDO DE MI SER… Pffffff… Hazme tu hembra, primo…
-Eres mi mujer… Aaaaaahhhhhh… Te voy a estar follando siempre… Eres la única… Eres mía… Mmmmmmfff… Eres mi perra… Aaaaaahhh…
-Sí… Joder… ¡Ooooooffffff…! Soy… Soy tuya… Para siempre… Te amo… OOOHHH… Cabrón… Reviéntame… ¡Síiiiii…!
De pronto caí en la cuenta: mi ...

... madre no tardaría en llegar. Debíamos de darnos prisa si no quería ser descubiertos.
-Tenemos… Ooohhhhhh… Que darnos prisa… Aaaaaahhh… Mi madre está al caer…
-¡Pues dame duro, primo! ¡OOOOOOFFFFFF…! ¡Vente! ¡Córrete conmigo! ¡Dame duro! ¡Mmmmmm…! ¡Síiiiii…! ¡Asíiiiii…! ¡Más fuerte! ¡Mmmmmmffffff…!
No pasó demasiado rato hasta que nos corrimos. Justo estábamos llegando al orgasmo al unísono cuando oímos abrirse la puerta de la calle. Nos miramos asustados, cogí a mi prima de la mano y me la llevé volando al baño.
Allí nos adecentamos tanto como pudimos y entonces ella se puso a reír.
-¿Qué te ocurre?
-Nada jijijiji. Que de poco ha ido jijiji. Te amo, primo. -Y me obsequió con uno de sus sensuales besos cargados de erotismo, lento y placentero, rodeando mi cuello con sus brazos y pegándose a mí.
-Mi primita… Mmmffffff… Cómo me gustas…
-Cásate conmigo…
-Algún día lo haré, no lo dudes…
-Te quiero tanto…
Me paré a observar detenidamente su rostro. Tenía las mejillas aún rosas y sudorosas, y algunos mechones de pelo se le habían pegado por la zona de los ojos y la boca. Con ese aspecto, sencillamente enamoraba. Posé mi mano en su barbilla y esta vez fui yo quien la besó, haciéndola sonreír y entregarse una vez a aquellos labios que nunca la abandonarían.