El semental de confianza -4 (Final)
Fecha: 22/11/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos
... sentenció.
Patty paraba sus nalgas en señal de atención, mientras Ana lamía y lamía su tronco y testículos.
“Es tu turno”, le dijo a Ana, al tiempo que comenzó a sacar poco a poco su desafiante pene de Patty.
“Ya te conozco demasiado bien, pero me encanta tu fundillito guangón”, dijo Ramón.
Patty se volvió a recostar mientras Ana trepó en la cama y se puso en posición de recibir el caliente miembro recién salido del ano de Patty.
“Espérame tantito”, le dijo a Ramón cuando sintió el glande en contacto con el ano.
Ana tiró de los pies de Patty, quien se recorrió hacia atrás, permitiendo que la cara de su hermana encajara entre sus nalgas.
Al tiempo que Ana comenzó a lamer el culo de Patty, Ramón comenzó el conocido viaje hacia las entrañas de la bella señora, con familiaridad.
Ana gemía del placer mientras lengüeteaba el ano y la vagina de su hermana, quien elevando su bello trasero le hacía más fácil su trabajo.
Ramón bombeó el intestino de Ana por varios minutos.
“¿San una cosa?”, preguntó.
“Ya quiero venirme en sus lindas bocas”, contestó el mismo.
Comenzó a salir del culo de Ana, mientras Patty se incorporaba, con sus maquillajes hechos un desastre.
“¡Te van a encantar!”, le aseguró Ana a Patty frente al deleitado semental. “¡No se ha venido en tres días, prepárate hermana!”
“Me encanta que sean igual de puercas las cuatro”, dijo Ramón. “Tan bonitas, tan educadas, tan ricas y tan putas”, continuó hablando.
Ana y Patty se ...
... sentaron juntas. Ramón comenzó a masturbarse lentamente, mientras ellas, con sus bocas abiertas, aguardaban la caliente recompensa.
Ramón fue acelerando su ritmo con su mano, suspirando y gimiendo, mientras Ana y Patty se besaban cada vez que podían, hasta que uno de sus besos fue separado por el intruso pene, empezando a verter sobre sus hermosas caras su abundante carga. Ana tomó lo más que pudo y luego se lo pasó a Patty, abusando del largo tiempo que duraba su eyaculación, cogiéndoselas por la boca tan rápido como podía, antes de que su torrente terminara.
Ramón vertió sobre sus lenguas las últimas gotas, disfrutando ver a las dos hermanas embarradas con su blanca semilla.
“No me digas que nunca te los has tragado Patty”, dijo Ana, al tiempo que la muchacha comenzó a besarla. “Tres o cuatro veces por semana”, dijo Patty, sonriendo.
Se irguieron un poco, se abrazaron, y disfrutaron intercambiando el semen del albañil en sus bocas, tragando lo que podían. Cuando terminaron de lamerse las caras y limpiarse con sus propias lenguas, Ana continuó lamiendo sus senos hasta devorar cualquier rastro. Patty hizo después lo mismo.
Al verlas ya limpias, Ramón les pidió que siguieran su función de besos y caricias. Lo excitaba enormemente ver hasta donde las había hecho llegar solo con el poder de su pene.
Ana besó primero a Patty, quien apasionadamente regresó su gesto y así duraron varios minutos deleitando a su solitario espectador, acariciando sus desnudos ...