Un beso y no te pajees que el lunes verás mi coño
Fecha: 23/11/2017,
Categorías:
Sexo Virtual,
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
... una prenda de ropa. El primero en quedarse en pelotas, empalmado como un burro, fui yo. Recuerdo la cara de felicidad que puso la chantajista al ver mi polla. En fin, que acabamos desnudos el cabroncete, la chantajista y yo. El cabroncete tenía una polla pequeña y delgada. La chantajista un pequeño matojo de pelo negro rodeando su coño y unas tetas casi triangulares, con pequeñas areolas marrones y pezones como granos de arroz. Lo mejor iba a empezar cuando el cabroncete, poniendo voz de niño, le dijo a su hermana: "Nene quiere teta". La chantajista le dio una teta a chupar. Mi polla, latiendo, se puso a mirar para el techo. El cabroncete sabía mamar las tetas de maravilla. Su hermana no paraba de gemir. Después de mamarle las dos tetas, le dijo a su madrastra: "Mami, nene quiere teta grande". En aquel momento me di cuenta de que a aquel juego ya jugaran antes. La señora X, sentada en una silla, se quitó la blusa y el sujetador y vi aquellas maravillosas tetas, con grandes areolas rosadas y tremendos pezones.
Cuando el cabroncete le comenzó a magrear, a lamer y a mamar las tetas a su madrastra, saqué la polla, la meneé y me corrí como un bendito. La chantajista me cogió la polla. Se pringó la mano de leche. Me besó. (Ya estaba gimiendo sin tocarla) Oí como la madrastra le decía: "Espera que cojo la mantequilla. Tengo que controlarlo yo para que no te haga daño ni te deje preñada."
Sólo te diré que me corrí tres veces, y las tres en la boca de la señora X, que tenía mi ...
... polla cogida con su mano por el tallo y la quitaba del coño de la chantajista y se tragaba mi leche cuando me empezaba a correr. Entre nosotros, creo que me corrí tres veces por tener todo el tiempo la polla del cabroncete entrando y saliendo de mi culo...
La señora X acabó roja como un tomate maduro, o lo que es lo mismo, caliente como una tigresa en celo. Se levantó de la silla. La chantajista, la besó, al tiempo que le magreaba las tetas. El cabroncete le bajó el vestido y las bragas. Vi aquella inmensa tojera de tojo negro. Mi polla se volvió a empinar. Se moría por follar aquella maravilla. Pero ese día no estaba en los planes de la señora X que la follara. Aunque su coño era el plato principal del menú. Desnuda, se volvió a sentar en la silla. Se abrió de piernas y se echó hacía atrás contra el respaldo de la silla... Cuando la chantajista le comía el coño, el cabroncete y yo le chupábamos las tetas y la besábamos. Cuando yo se lo comía el hijastro y la hijastra la besaban y le comían las tetas, y así hasta que al cabroncete le tocó el premio gordo, y le tocó cuando la señora X, gimiendo, temblando y sacudiéndose, le llenó la cara con el jugo de su inmensa corrida.
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-Mis amigos me llaman Tata, espero que tú también. Dime cómo quieres que te llame. Hazme más preguntas. Quiero saber más de ti. A mí me gustaría sentirte dentro de mí, además de sentir tu mano en mi culo, ya sabes el refrán: Hay que tratar a las damas como ...