Mi vecino me tienta
Fecha: 24/11/2017,
Categorías:
Gays
Autor: remyvelez, Fuente: CuentoRelatos
... gemidos y yo mi mamada, y pronto sentí el primer lechazo en mi garganta, que me atragantó con el impacto, pero seguí, sin sacármela de la boca y sin dejar que se escapara una gota, me la tragué toda, mientras él gemía y gemía.
Con el sabor de su leche en mi lengua, y relamiéndome aún, sentí que me llegaba el orgasmo, por lo que levanté, y de pie, desnudo con la bata, me comencé a correr sobre su polla, gimiendo y viendo su cara de satisfacción y de gusto. De los escalofríos que me dio, casi me desplomo. Su pecho quedó lleno de mi nueva corrida, superponiéndose a la anterior.
Me tumbé cuan largo era en el suelo, a sus pies, con él recuperándose y yo infinitamente satisfecho de recibir su leche por doble. Me notaba empapado, pegajoso y lleno de su semen, que me resbalaba por el cuello y las piernas, del mío, de sudor y de saliva, y con los ojos cerrados disfrutaba de las sensaciones.
Cuando al fin los abrí, él seguía desnudo, sentado con las piernas abiertas y su polla goteando. Tenía la mirada clavado en mí, pero me era inescrutable lo que estaba pensando. Estuvimos así un par de minutos, y yo comencé a estar algo excitado. Abrí de nuevo las piernas y empecé a restregarme los restos de semen por el pecho y la polla, que empezaba a subir de nuevo, y me planteé llevarlo a ducharnos juntos para que me follara de nuevo, quizás incluso una lluvia dorada a la que me había acostumbrado recientemente.
¿Te ha gustado lo que me has hecho? -le pregunté incitante.
Ignoro ...
... qué se le pasó en ese instante por la cabeza, pero sin mediar palabra, se puso la ropa, sin limpiarse todo el pringue que llevaba encima, aunque ya casi seco, y tras dirigirse a la puerta, salió de mi casa.
Nunca he tenido muy claro lo que pensaba, aunque ahora me lo puedo imaginar, pero me quedé escamado, pensando si había hecho algo mal. Pero en fin, estaba satisfecho y no le di más vueltas, así que me levanté y continué con mi día después de pegarme una buena ducha y reconozco que darme alguna que otra paja rememorando la tarde.
Durante un tiempo él me evitó, incluso aunque yo intentar coincidir con él en algún momento. Algo cabreado, decidí darle una lección, así que multipliqué mis apariciones en peloteas en la cocina y por cualquier ventana que él pudiera ver. Más de una vez lo vi mirándome, incluso me masturbé entre gemidos, corriéndome a borbotones. Pero él no me dijo nada. Solo una vez, en medio de una larga y lenta paja que me estaba haciendo frente a su ventana, hizo amago de levantarse y decirme algo, pero entonces, yo me giré y grité:
¡Ya voy, mamá!
Se quedó paralizado y yo salí de la habitación dejándolo en la estacada. Me reí mucho y terminé mi paja algo más íntimamente. Aquello lo debió descomponer, y demostrarle que estaba quedándome con él, lo que debió vencer su timidez, porque al día siguiente me esperó para montar en el ascensor, y allí solos, me empotró de cara a la pared y me aplastó para que sintiera su polla enhiesta y sus manos por todo mi ...