1. Vestida para Beto me llenó el culo de leche


    Fecha: 08/04/2020, Categorías: Transexuales Tus Relatos Autor: Gina, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... Beto.
    - ¿Cuál es tu nombre?
    - Gina.
    - Será un placer cogerte.
    Me acerqué y antes de sentarme di un giro lo más sensual que pude y le pregunté:
    - ¡Qué tal! ¿Te gusta?
    - Sí, Gina eres una ricura.
    Me senté lo más femeninamente que sabía y se levantó para arrodillarse y preguntar con la mirada libidinosa:
    - ¿Puedo?
    A la vez que hacía el intento de acariciarme las piernas, enfundadas en la pantimedia.
    - Claro Beto, para eso me vestí, para que hagas conmigo lo que quieras.
    Al tocarme y estarme acariciando yo lo aproveché y le puse la mano en su verga.
    - ¿Puedo?
    - Sí Gina.
    - Entonces ¿Qué me ibas a hacer?
    - A meterte la verga y ahora con más ganas.
    - ¿Deveras te gusta Gina?
    - Sí ¿Ya sentiste cómo me puso?
    Su verga ya había crecido y se había puesto dura, señal de que la cogida sería inevitable.
    - ¡Mámamela!
    Se paró y la acercó a mi boca. Empecé a besarla y a lamerla para luego terminar metiéndola en mi boca, casi completa. Trataba de lubricarla con mi saliva. Después de un buen rato me dijo:
    - Ahora sí te la voy a meter. 
    - Sí Beto.
    - Híncate en el sillón y voltéate. 
    - ¿Así?
    Lo hice colocando las manos en el respaldo.
    - Sí ¿Eres virgen o mujer?
    - Soy mujer y me encanta que me usen como tal.
    - Ahora ¿Qué hago?
    - Súbeme la faldita, bájame la pantimedia, tantito nada más y puedes hacer un lado la pantaleta o bajarla también poquito. Nada más descubre mi anito. 
    Así lo hizo, me fui calentado mientras me despojaba de cada prenda, luego colocó la cabeza de ...
    ... su verga en la entrada de mi culito y yo me derretía de placer. La agarró con una mano y empezó a golpearme con ella el culito:
    - ¡Qué rico se siente!
    Luego empezó a empujar con fuerza.
    - Listo, ya entró la cabecita; lo demás es fácil.
    - ¡Qué rica verga!
    Empujó y empujó hasta que sentí que su cuerpo se pegaba en el mío, signo inequívoco de que ya estaba ensartada por completo.
    - ¡Ya viste! Ya te la comiste toda.
    - ¡Qué bueno papi!
    - ¿Te gusta?
    - Sí.
    Empezó a sacarla y a meterla, primero despacio y luego fue aumentando la velocidad.
    - ¡Qué rica cogida me estás dando!
    - ¿Te gusta?
    - Sí, mucho Beto.
    Siguió así un buen rato, yo estaba encantada de estar siendo poseída por este macho. De repente, me apretó la cintura con sus manos y gritó:
    - ¡Me vengo, me vengo!
    - ¡Ah! No te salgas, por favor.
    Y rápidamente eché mis brazos atrás para agarrarle las nalgas y evitar que se saliese, a la vez que me erguía y pegaba mi espalda a su pecho, permitiendo que me agarrase los senos. En seguida empecé a sentir como se descargaba en mí y no paraba de hacerlo después de más de dos minutos. Y bien agarrado lo tenía de las nalgas para que estuviese bien pegado a mí. Él me besaba el cuello y me dijo al oído:
    - Ya te los eché todos.
    - Gracias Beto.
    - ¿Te gustó?
    - Sí, quedé encantada.
    - Te dejé el culo lleno de leche.
    - Me gusta mucho tenerlo así.
    - Con mi descarga te vas a preñar.
    - Inténtalo, papi, hasta que salga preñada.
    Luego de un rato, ya fláccido su pene, se salió, se ...